La Química estudia los materiales, las transformaciones que pueden sufrir y la energía involucrada en estos procesos. Esto es importante por varias razones, entre ellas se da el hecho de que estudiar los materiales puede permitir conocer sus propiedades y así establecer un uso apropiado para ellos.
Las propiedades de las sustancias pueden clasificarse según varios criterios, pero conozcamos a continuación los principales:
Propiedades químicas: se refiere a aquellas que, cuando son recogidas y analizadas, alteran la composición química de la materia, es decir, se refieren a una capacidad que una sustancia tiene de transformarse en otra por medio de reacciones químicas.
alterar la composición química de la materia, o se refieren a la capacidad que tiene una sustancia para ser transformado en otro a través de reacciones químicas.
Por ejemplo, la combustibilidad es una propiedad química, porque el agua no tiene esta propiedad, mientras que el alcohol (etanol) sí la tiene. Cuando el alcohol se quema, éste se convierte en otras sustancias (dióxido de carbono y agua), como muestra la siguiente reacción:
1 C2H6OH + 3 O2 → 2 CO2 + 3 H2O
Otro ejemplo es la oxidación del tornillo, que, en términos simples, es una reacción de oxidación del hierro cuando está expuesto al aire húmedo (oxígeno (O2) y agua (H2O)), formando el monohidratado óxido férrico (III) (Fe2O3 . H2O), que es un compuesto que posee coloración castaña, es decir, la oxidación que conocemos. Por tanto, la propiedad que el hierro tiene de oxidarse es química.
A continuación, las reacciones involucradas en este proceso:
Fe(s) → Fe2+ + 2e-
2H2O + 2e– → H2 + 2OH–
Fe2+ + 2OH– → Fe(OH)2
2Fe(OH)2 + H2O + 1/2O2 → 2 Fe(OH)3
2Fe(OH)3 → Fe2O3 . H2O + 2H2O
La propiedad química que el hierro tiene en ese caso es oxidar.
Otros ejemplos de propiedades químicas son: explosión, poder de corrosión y efervescencia.
Propiedades físicas: son aquellas que pueden ser recogidas y analizadas sin la composición química del cambio de la materia, es decir, resultan en fenómenos físicos y no químicos.
Por ejemplo, si tomamos una muestra de agua de una masa determinada, no cambiamos su constitución, por eso la masa es una propiedad física. Otro ejemplo es la propiedad que el agua tiene de evaporarse, ella pasa del estado líquido para el de vapor, pero sigue con la misma composición química. Así, el punto de ebullición es una propiedad física.
Otros ejemplos son: volumen, densidad, estado físico (sólido, líquido y gaseoso), punto de fusión, temperatura, color y dureza.
Entre estas propiedades físicas, podemos mencionar algunas que también se definen como características organolépticas, que son las que podemos reconocer con los órganos de los sentidos (vista, tacto, olor y sabor), como el estado físico, el color, el olor, la transparencia y el brillo.
Además de las propiedades organolépticas, las propiedades físicas también pueden ser subdivididas en generales o específicas y en intensivas o extensivas.