¿Sabías que, aunque son ampliamente utilizados como sinónimos, preservación y conservación son conceptos distintos?
Preservación y conservación ambiental son corrientes ideológicas que surgieron a finales del siglo XIX, en los Estados Unidos. Con posicionamiento contra el desarrollismo, un concepto que defiende el crecimiento económico a cualquier precio, haciendo caso omiso de los impactos al medio ambiente natural y el agotamiento de los recursos naturales – estos modelos teóricos se oponen sobre asuntos relacionados con la relación entre el medio ambiente y nuestra especie.
El primero, la preservación, aborda la protección de la naturaleza independientemente de su valor económico o utilidad, señalando al hombre como la causa de la violación de este equilibrio original. De carácter explícitamente protector, propone la creación de santuarios naturales, intocables, sin sufrir interferencias relacionadas con los avances del progreso y su consecuente degradación. En otras palabras, tocar, explotar, consumir e investigar se vuelven actitudes hirientes a estos principios. De posición considerada más radical, ese movimiento fue responsable de la creación de parques nacionales, como el Parque Nacional de Yellowstone en 1872, en los Estados Unidos.
La segunda corriente, conservacionista, contempla el amor por la naturaleza, pero aliado a su uso racional y el manejo cuidadoso de nuestra especie, cumpliendo un rol como gestor y parte integrante del proceso. Pudiendo identificarse como el término medio entre la preservación y el desarrollismo, el pensamiento conservacionista caracteriza la mayoría de los movimientos ambientales y es el fundamento de las políticas de desarrollo sostenible que garantiza la reducción del uso de materias primas, uso de energías renovables, reducción del crecimiento poblacional, combate al hambre, cambios en los patrones de consumo, equidad social, respeto a la biodiversidad e inclusión de políticas ambientales en el proceso de la toma de decisiones económicas son algunos de sus principios. Incluso, tal corriente propone que se destinen áreas de preservación, por ejemplo, en ecosistemas frágiles, con un gran número de especies endémicas y/o en extinción, entre otros.
Estas discusiones comenzaron a tener espacio en diversos países a mediados de la década de 1970. En razón de que la temática ambiental haya sido incorporada en el cotidiano social en los últimos años, tales términos nuevos acaban siendo empleados sin muchos criterios – por profesionales como biólogos, pedagogos, periodistas y políticos.