Después de comer, el cuerpo sufre algunos cambios que nos da la sensación de falsa hibernación. Esta sensación se produce cuando el alimento llega al estómago, porque en este momento concentra mayor cantidad de flujo sanguíneo en esa región con la finalidad de facilitar el proceso.
La concentración del flujo sanguíneo en la región del estómago (que se extiende en el intestino) hace que el sistema nervioso quede menos oxigenado y el sistema nervioso menos irrigado. También sucede la interrupción del estado de alerta cerebral. Esa interrupción sucede por causa del azúcar presente en los alimentos que hace que las células nerviosas, que nos dejan en alerta, paren de liberar las señales necesarias para tal estado. De esa forma, el azúcar hace que las células nerviosas envíen al cerebro el estado de saciedad que promueve el ciclo descrito anteriormente y, por lo tanto, el sueño.
Debido a los efectos causados por el azúcar se recomienda disminuir la ingesta de alimentos ricos en glucosa en las comidas, sobre todo en el almuerzo cuando todavía hay actividades para realizar, para que las señales de alerta de las células no sean interrumpidas.