Cuando encendemos la hornilla de casa y nos paramos a observar la luminosidad de la misma puede surgir una duda: ¿Por qué la llama es azul?
Esa coloración es producida por la combustión del gas licuado del petróleo (GLP), más conocido como gas propano. Podemos definir como combustión la reacción del combustible (GLP) con el comburente (oxígeno de aire). El color azul de la llama es dado en razón de la combustión completa, es decir, reacción total con el oxígeno.
Ahora, si la llama de la hornilla de gas de la cocina emite un color rojo-amarillo indica que el gas se está acabando y la combustión no fue completa. En ese caso hubo un desequilibrio en la reacción entre el combustible GLP y el comburente oxígeno.
En cuanto a la coloración de la llama, la misma indica la intensidad. El color azul indica una llama más intensa, es decir, más cálida. Ya el color amarillo tendiendo para rojo implica una llama más fría. Si comparamos la llama de la vela con la de la hornilla, ¿cuál sería la que emite mayor cantidad de calor? Cuanto más azulada más caliente, siendo así, la de la hornilla supera a la de la vela que produce una llama amarilla.
Estudiando este contenido nos surge una pregunta paralela: ¿Por qué la llama de la hornilla no genera humo?
En la llama de la hornilla solamente se produce la quema de gases, por tanto ella no genera residuos (humo). Ya la llama de una vela tiene una composición diferente, el combustible en ese caso es la parafina derivada del petróleo y rica en carbonos. La parafina cuando se quema produce carbón como residuo, ese se volatiliza en la forma de un polvo muy fino conocido como hollín. Por tanto, la llama producida, además de luminosidad rojo amarillento, emite también un humo rico en residuos de carbono.