Escuelapedia.com Filosofia Platón: filosofía del lenguaje

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Platón: filosofía del lenguaje

platon filosofia lenguajeA pesar de aquellos que dicen que no existe propiamente una filosofía del lenguaje en Platón, es necesario comprender lo que se llama Filosofía. Para Platón, la filosofía es y será siempre la búsqueda del conocimiento y no sólo el derecho de saber que se condensa en una doctrina fija e inmutable. Por lo tanto, es posible hablar de una filosofía del lenguaje en Platón, aunque se trata de saber, en este autor, como fueron creados los nombres.

¿Qué significa hablar? ¿Qué quiere decir hablar? ¿Cuál es la relación existente entre los nombres que damos y los seres que entendemos por medio de ellos? En el diálogo “Cratilo”, Platón plantea la cuestión de la formación, la función y el uso de nombres, verificando la posibilidad de alguna corrección. ¿Los nombres son puro efecto de acuerdo y convención o existe una forma natural y por eso correcta de denominar a las cosas?

De acuerdo a la versión convencional, los nombres son creaciones de la voluntad humana. Así, cada persona puede llamar a las cosas como le conviene, sin relación necesaria entre un nombre y ser (una cosa, objeto o acción). Esta postura conduce a un relativismo extremo, ya que si los nombres son enseñados para instruirnos distinguiendo las cosas e informándonos los unos a los otros, la comunicación y el entendimiento se hacen imposibles. Sin embargo, es posible pensar que para cada acción hay o ser un instrumento adecuado. Por ejemplo, para cortar algo, hacemos lo que debemos, pero lo hacemos de la forma natural de hacerlo y con la herramienta adecuada para el corte. Así que todo es imperativo y no fruto de la imaginación individual. Por lo tanto, el hablar, que es también una acción, debe ser según la forma natural y el instrumento adecuado para ello.

El instrumento de hablar es el nombre. Sin embargo, no todo el mundo habla correctamente. De lo contrario, no existiría hablar falso. El nombre por lo tanto tiene una forma de ser, para representar el objeto, especificando su valor de verdad o falsedad. Así también el discurso, que se compone del nombre depende de la aplicación de los nombres reales de ser un discurso verdadero, o el uso de nombres falsos, de no ser cierto. ¿Pero es posible tener nombres falsos? ¿Qué podría ser esto? ¿Cómo mostrar que es posible hablar falso?.

Para salir de esta forma de relativismo, Platón considera que los nombres corresponden realmente a las cosas como son una especie de imitación de los seres humanos. Sin embargo, como toda imitación no existe una copia perfecta. No obstante, como toda imitación, es decir, no siendo una copia perfecta, debe basarse en los caracteres o cualidades esenciales a ser imitadas, sin las cuales el nombre se volvería imperfecto.

El modo más natural de hacer los nombres, por tanto, debe conducir al conocimiento del modelo, es decir, del ser, para hacer la imitación. Esta formación es hecho por ley o por legislador (nomoteta) que es acompañado por el dialéctico (aquel que sabe preguntar y responder) asegurando, de esta manera, no una perfecta constitución del nombre, pero sí una imitación aproximada al máximo y mejor para la comprensión de la realidad.

Así, ni el convencionalismo ni el naturalismo. El hombre debe saber primero sobre los seres (ontología) y luego darles los nombres. Es algo controvertido, pero confiar en los nombres para conocer los seres nos conduce a engaños e ilusiones, ya que la imitación no suele ser perfecta. Además, se debe dejar hacer la imitación ya que parece ser el único modo de construir dialécticamente la realidad.

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