El plan de Schlieffen, llamado así en homenaje a su artífice Alfred von Schlieffen, era tanto un plan ofensivo como defensivo.
Schlieffen – y el hombre que posteriormente mejoraría y modificaría la estrategia del plan, Helmuth von Moltke, jefe del Estado Mayor en –iniciaron el plan imaginando una guerra en dos frentes, contra Francia en el oeste y contra Rusia en el este. La naturaleza de las alianzas en aquel momento, mostraba que Rusia se aliaría a Francia (y posteriormente a Gran Bretaña), oponiéndose a la alianza de Alemania con el Imperio Austrohúngaro e Italia.
Sin subestimar el enorme potencial del ejército ruso, con su fuente inagotable de hombres patrióticos, Schlieffen asumió correctamente que tomaría seis semanas o más para que los rusos, efectivamente, movilizasen sus fuerzas, pobremente lideradas y mal equipadas.
Llevando a cabo su teoría, Schlieffen diseñó una estrategia para noquear a Francia en unas seis semanas. Para lograr la hazaña, usaría todas las fuerzas armadas grandes alemanas en el oeste para formar un grupo de asalto de gran alcance contra París, dejando sólo lo suficiente para mantener a los rusos en el este de Prusia, mientras se estaban movilizando. Una vez Francia fuera derrotada, los ejércitos del oeste irían hacia el este para detener la amenaza rusa.
Para el ataque a Francia, Schlieffen determinó que era necesario hacerlo por Bélgica, por razones tácticas y políticas. Una invasión de los Países Bajos no sería interesante, ya que Alemania quería que la neutralidad de ese país se extendiera todo lo posible. Ya un camino por Suiza era inviable geográficamente. Entonces, el paso a través de Flandes era la ruta más rápida hacia Francia y hacia la victoria germana.
Dentro de un plazo corto, cinco ejércitos alemanes avanzarían sobre Bélgica y Francia en una curva, pasando por atacar al noreste de Flandes, Francia. Las fuerzas deberían moverse por Alsacia –Lorena en ruta hacia París. Schlieffen siempre dijo que «cuando marchasen a Francia, el último hombre de la derecha encontraría el canal con su codo». Esto, basado en el movimiento en curva que calculaba el avance.
Flanqueando el ejército francés, Schlieffen objetivaba atacarlos por la retaguardia, donde se encontraban más vulnerables. Una pequeña fuerza alemana se reservaría la frontera franco-alemana, haciendo que los franceses avanzaran, mientras hacia la curva y los cercaba, atacándolos con todas sus fuerzas, rodeando y destruyendo a todo el ejército francés.
La debilidad del plan de Schlieffen no procedía de la rigidez de la época de su operación, sino en la mala preparación para las dificultades de suministros y comunicación en fuerzas tan avanzadas del centro de comando y de las líneas de suministro. Y fueron esos problemas, particularmente el problema de la comunicación estratégica con Berlín, que haría fracasar el plan de Schlieffen. Las fuerzas aliadas podían abastecer sus tropas usando ferrocarriles de manera más eficiente que los alemanes con sus provisiones tropas de reserva.
Pero el conflicto más crítico, fue el aislamiento de Moltke de la línea de frente, no tan distante de París pero que llevó a las decisiones equivocadas creando debilidad en sus fuerzas al norte. El contra-ataque rápido de las fuerzas francesas, analizando una brecha en las líneas alemanas en la primera batalla del Marne, trajo la derrota de las fuerzas alemanas y la primera fase de la Primera Guerra Mundial llegaba entonces a su fin.