El fin de la Segunda Guerra Mundial llevó a Europa a una escena de devastación de material acompañada de la muerte de miles de personas. La crisis de valores provocada por esta situación problemática había cuestionado cuál era el modelo de desarrollo social y económico que podría satisfacer las demandas de esta tierra. Los poderes de la vieja Europa parecían tener la oportunidad de elevarse a través de una economía mundial liderada por Estados Unidos, o de adoptar la hipótesis del socialismo soviético.
La nueva división político-ideológica de carácter aparentemente binario engendraría, después de la Segunda Guerra Mundial, los primeros pasos en la Guerra Fría. Los Estados Unidos, el máximo representante del sistema capitalista, se dieron cuenta de que la inestabilidad europea podría transformar el viejo continente en un nuevo campo de expansión de las doctrinas socialistas y comunistas. Viendo la posibilidad de contener este marco, los EE.UU. decidieron establecer el Plan Marshall.
El plan fue conocido en marzo de 1947, después de una declaración del Jefe de Estado, el general George Catlett Marshall. Bajo el plan, la suma de 17 mil millones de dólares sería puesta en libertad a los países europeos para reactivar la economía. Sin embargo, las naciones de Europa del Este convertidas al régimen socialista no fueron beneficiarias de ese plan gracias a la intervención política de Joseph Stalin. Este episodio dejó aún más explícita la situación de división ideológica clara.
En general, el dinero obtenido con el régimen de asistencia financiera se utilizó para la compra de combustible, maquinaria, vehículos, materias primas, alimentos, piensos y fertilizantes. Entre los mayores acreedores de esta acción estuvieron el Reino Unido (3,2 millones), Francia (2,7 millones), Italia (1,5 millones) y Alemania (1,4 millones). Esta acción fue de gran beneficio para los Estados Unidos, que desarrolló su economía con la enorme demanda generada por las naciones europeas.
Pronto, los objetivos de la recuperación económica se habían logrado y un nuevo acuerdo de cooperación se había establecido entre el bloque capitalista europeo y los Estados Unidos. La cooperación económica había sido reconfigurado para un nuevo acuerdo de cooperación militar que tuvo como objetivo hacer frente a cualquier posible ataque del bloque soviético. La organización pidió al Tratado del Atlántico Norte (OTAN) firmar un acuerdo de asistencia militar entre los países pertenecientes al bloque capitalista.
El establecimiento de la OTAN no significa la reanudación de la antigua supremacía económica y política del Viejo Mundo. A partir de este acuerdo militar, los Estados Unidos debían tratar de garantizar los beneficios obtenidos de la exportación de géneros agrícolas e industriales. En general, el Plan Marshall y la OTAN establecieron la hegemonía política y económica de los EE.UU. en el mundo.