Los piratas de Somalia son ciudadanos somalíes que actúan en la costa del país del Cuerno de África, en el Océano Índico, y atacan navíos cargueros que atraviesan el Golfo de Adén.
Para saquear y secuestrar buques marítimos utilizan barcos de fibra de vidrio, armas pesadas y planes de acción ejecutados por grupos formados por entre 10 y 50 hombres. Además de saquear dinero y productos del interior de las naves marítimas, pueden cobrar recompensas por el rescate de los tripulantes y embarcaciones, pidiendo una media de dos millones de dólares por cada asalto.
La piratería somalí está más concentrada en el Golfo de Adén que en tierra corresponde a la región de Puntland, en la corte norte de Somalia. Las incursiones de los piratas somalíes son relacionadas con el debilitamos del Estado y de su política interna, principalmente de la Unión de las Cortes Islámicas.
Siendo uno de los países más pobres del mundo, el gobierno somalí en las últimas décadas siempre se colocó ausente frente a la situación socioeconómica del país. Este escenario se agravó a partir de los años 1990, con la deposición de Siad Barre, el litoral pesquero es explotado solamente para la pesca de subsistencia y la falta de una patrulla estatal sobre estas aguas permitió el avance de los piratas.
En los años 2000, un gobierno debilitado de transición pasó a ser apoyado por el ejército etíope; en el país, millones de personas todavía viven bajo el umbral de la miseria y son víctimas de la hambruna. En 2008, cerca de 100 buques fueron abordados en el territorio somalí, generando daños a la economía de varias empresas y a los países exportadores. El desvío que empresas navales realizan para no pasar por el Golfo de Adén encarece la logística de los productos exportados.