La barra de labios o pintalabios es un cosmético utilizado para realzar la boca. Es presentado en varios colores, versiones con brillo o sin brillo, brillantes, hidratantes o gloss, con el fin de atender diversos gustos.
El hábito de la coloración de los labios tiene sus raíces en Egipto. Los pigmentos rojos ya eran aplicados en labios desde el 5000 a.C. Como evidencia de este hecho, botes de óxido de hierro rojo fueron hallados en el interior de las tumbas de antiguos sumerios y egipcios.
Pero, ¿qué tiene esta estética que fascina a las mujeres durante miles de años? Además de ser fácilmente aplicada y causar impacto, la barra de labios está muy asociada con el estímulo de la feminidad, como si fuese colocada en un tubo, acondicionada y codificada en colores.
El labio rosado representa juventud y capacidad de procreación. A medida que las mujeres envejecen, la tendencia de los labios es quedar más finos y perder parte de su coloración natural. El pintalabios puede ser comprendido como intento de aparentar juventud. Es considerado el elemento de maquillaje esencial que nunca sale de moda y más valora la mujer, además de servir como potente hidratante y protector al formar una capa protectora en los labios contra alergias provocadas por las partículas presentes en el aire o en las manos.
Los pintalabios de ultrafijación son los más indicados para el día, pues proporcionan una textura más natural. Para la noche es preferido el gloss, con o sin efecto glitter, para dar un aspecto más sofisticado, y muy indicado para quien tiene labios finos.
Al comprar un pintalabios tenga en cuenta la composición, como, por ejemplo, si posee sustancias hidratantes, filtro solar y una consistencia media.
Historia
Durante la historia de la humanidad, el pintalabios ha sido considerado como un instrumento de poder y manipulación. En la Antigua Grecia del siglo II, había una ley que impedía a las mujeres utilizar pintalabios antes del matrimonio. En la Península Ibérica del siglo VI, apenas usaban pintalabios las mujeres de clases más nobles.
En 1921, en pleno auge del capitalismo, el pintalabios ganó un fuerte estatus de feminidad y comenzó a ser comercializado en París, Francia. Miss Pearl Pugsley, en los Estados Unidos, fue noticia al tener que volver a casa, llegada del colegio, por utilizar pintalabios a la edad de 17 años. El pintalabios se convirtió en un objeto de deseo y tentación y su éxito se aceleró en 1930 cuando dominaría el mercado internacional.
