Las hadas son entidades fantásticas, características del folclore europeo occidental. Son mujeres de gran belleza, inmortales y dotadas de poderes sobrenaturales, capaces de interferir en la vida de los mortales en situaciones límite. Las hadas también pueden ser malas, siendo habitualmente llamadas brujas en tal condición; aunque las brujas ‘reales’ generalmente son retratadas como ancianas grotescas, no siempre los cuentos describen a las hadas malignas como desprovistas de una impresionante belleza.
Las primeras referencias a las hadas aparecen en la literatura de la edad media y cortesana en las novelas de caballerías del ciclo artúrico, basado en textos de origen reconocidamente céltico-bretón. Tal literatura destaca el amor mágico e inmortal vinculado a las figuras de hadas como Morgana y Viviana, lo que evidencia el estatus social elevado de las mujeres en la cultura celta, en la cual tenían una ascendencia y poder mucho mayor que entre otros pueblos contemporáneos (o posteriores).
En la mayoría de las tradiciones, las hadas aparecen ligadas a historias de amor, o siendo ellas mismas las amadas, o siendo mediadoras entre los amantes. A partir de la cristianización del mundo, fue ese último el sentido que predominó, perdiéndose completamente aquella otra dimensión mágica y sobrenatural.
En los cuentos de hadas puede no haber presencia de hadas, pero hacen uso de la magia y de encantamientos. Su núcleo problemático es existencial, es decir, un héroe o heroína buscan la realización personal. Aquí, los obstáculos o pruebas se constituyen en un verdadero ritual de iniciación para el protagonista.