El orden dórico es el más rústico de los tres órdenes arquitectónicos griegos. Entre sus características podemos mencionar las columnas sin base, capitel despojado, arquitrabe liso, friso con triglifos y metopas, y mútulos en el frontón.
Apareció en las cosas del Peloponeso, al sur en el inicio del siglo VII a.C, y se presenta en auge en el siglo V a.C. Se utiliza principalmente en el exterior de los templos dedicados a deidades masculinas y es el más simple de los tres órdenes griegos que definen un edificio generalmente bajo y de carácter sólido.
La columna no tiene base, tiene entre cuatro y ocho módulos de altura. El fuste es raramente monolítico y presente veinte estrías o surcos verticales. El capitel es formado por el equino, una base redondeada, y por el ábaco, un elemento cuadrangular. El friso es intercalado por módulos compuestos de tres estrías verticales, los tríglifos, con dos paneles consecutivos lisos o decorados, las metopas. La cornisa se presenta horizontal en las alas, rompiéndose en ángulo en las fachadas de acuerdo con el techo a dos aguas.
La versión romana transmite, en general, mayor ligereza a través de sus dimensiones más reducidas.