Oceanía es el más pequeño de todos los continentes en superficie y el segundo más pequeño de la población mundial. Su nombre proviene de Oceanus, dios de los ríos, según la mitología griega. Este continente se compone de un país de vasto territorio (Australia) y una serie de islas, entre ellas la más importante es Nueva Zelanda. Precisamente, Oceanía consta de los siguientes países: Australia, Nueva Zelanda, Fiji, Islas Marshall, Islas Salomón, Kiribati, Micronesia, Nauru, Palau, Papua Nueva Guinea, Samoa, Tonga, Tuvalu y Vanuatu.
Ocupando casi el 90% de todo el continente, Australia juega un papel clave en Oceanía, ya que es la mayor economía de la región y uno de los países más desarrollados del mundo. Nueva Zelanda también tiene un alto nivel de vida, siendo el país que más se parece a las costumbres inglesas en todo el mundo; también tiene un papel destacado en la región, especialmente en la industria alimentaria. El desarrollo económico de la región se ve obstaculizado por el aspecto geográfico, ya que el continente es formado por islas.
En Oceanía prevalece un clima tropical cálido y húmedo. Además, el continente tiene los índices pluviométricos más elevados del mundo. También podemos resaltar una notoria actividad volcánica en la región, con destaque para los volcanes Mauna Loa y Kilauea, en Hawái. De hecho, este país se considera generalmente como parte de Oceanía, y esto se confunde a veces.
El principal problema del continente de Oceanía es la contaminación, pues en sus mares se depositan varias toneladas de residuos tóxicos, además de ser frecuentemente utilizado como palco de pruebas nucleares por otras potencias mundiales.
