Cuando estudiamos el período de la Prehistoria tienen el hábito de la observación de las transformaciones sufridas por los primeros hombres que vivieron en la Tierra. Al mismo tiempo, vemos que el estudio de este período sigue el estudio de las teorías evolucionistas, donde se observa un hombre que a través de una serie de cambios en lo físico y lo biológico llega a obtener su fisonomía actual.
Lo que generalmente se observa es que esta idea de evolución, tomada de la teoría darwiniana, termina influyendo en la manera en que tratamos a las formas de hábitos de organización y la supervivencia de las comunidades primitivas en primer lugar. Así es como nuestro punto de vista de la práctica del nomadismo termina siendo un tanto despectivo.
El nomadismo es una práctica donde el hombre o grupos de personas se mueven a través de diferentes territorios. En el proceso de movimiento en el espacio, estas comunidades se valían de los recursos naturales hasta agotarlos. Con el fin de esos recursos, los nómadas se desplazaban a otra región en busca de las condiciones necesarias para su supervivencia.
Durante parte del Paleolítico y el Neolítico, el nomadismo era una práctica común entre los primeros grupos humanos. Con el cambio climático y el desarrollo de las técnicas agrícolas en primer lugar, el nomadismo dio paso a la aparición de las comunidades asentadas procedentes de las primeras civilizaciones de la antigüedad. En este momento de cambio, las comunidades sedentarias comenzaron a ser consideradas más evolucionadas y, por consecuencia, mejores que las nómadas.
Al juzgar a las comunidades sedentarias consideradas como mejores, se crea una visión errónea de que las comunidades nómadas no fueron capaces de desarrollar los valores culturales, organizaciones político-sociales o formas más complejas de interactuar con el entorno. El hecho de que este punto de vista genera un malentendido y los prejuicios contra las otras comunidades que en la actualidad o en otros períodos históricos, mantenían la práctica de la vida nómada. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la falta de control sobre la agricultura o la inexistencia del Estado no pueden ser vistas como elementos suficientes para juzgar una cultura nómada peor o inferior en relación al resto.
