Algunas plantas, como la sensitiva o mimosa (Mimosa púdica), al ser tocadas tienen sus hojas cerradas y curvadas como respuesta.
Este movimiento de la planta, a diferencia del fototropismo, no implica crecimiento impulsado por el estímulo y ocurre rápidamente después de que el estímulo se presente.
Tal comportamiento se da por la pérdida de agua de esta región, gracias a los órganos denominados pulvinos, localizados en la base de foliolos y en la hoja como un todo. El contacto con la planta hace con que ocurran impulsos eléctricos que promueven la salida de iones de potasio de las células de estas estructuras y, en consecuencia, de agua, por ósmosis.
Este mecanismo es el mismo que ocurre en algunas plantas carnívoras, tales como Venus atrapamoscas (Dionaea) que, en respuesta a una posible presa en sus interiores, se cierran.
