El nacionalismo surge como concepto en relación al amor sin límites de la nación como un elemento de formación de una nueva visión política. El proceso revolucionario francés fue de gran importancia para una nueva perspectiva del nacionalismo firmemente arraigado en Europa. Durante este evento, muchos interpretaron su lucha revolucionaria como las medidas adoptadas por los intereses de su propio país. Los nobles, los miembros conservadores, la Iglesia y los ejércitos extranjeros eran vistos como los grandes enemigos de la nación. Desde esta perspectiva, se habían diseñado las primeras manifestaciones del sentimiento nacionalista.
En el siglo XIX, muchos intelectuales comenzaron a discutir cuáles son los elementos históricos y culturales que podrían definir la identidad nacional. A menudo, tratando de construir un argumento sólido, los pensadores del nacionalismo buscaban en la lengua, en los más diversos comportamientos y en la propia historia la definición del perfil común que unía a todos los individuos relativos a una nación. A menudo, los argumentos de orden mítico reforzaban el valor e ideal de superioridad para ser compartido.
En comparación, la doctrina nacionalista coloca la defensa de la nación por encima de otras experiencias e instituciones tales como el Estado, la Iglesia, el partido político o el sindicato. Al mismo tiempo, también debemos señalar que el sentimiento nacional provocó profundos cambios en la lista de las naciones entre sí. El nacionalista verdad siempre debía creer y sentir que la soberanía de su nación estaba por encima de los intereses especiales y las amenazas extranjeras.
Para los liberales, el nacionalismo resultó ser interpretado como un mayor desarrollo del propio liberalismo. Después de todo, la búsqueda del derecho a elegir su propio gobierno, crear sus propias leyes y defender su propio territorio pertenecía a la amplia gama de luchas que garantizaban la libertad y la igualdad. Por el contrario, podemos ver que esta medida iba en contra de las doctrinas socialistas, que exigía la unión de trabajadores de todo el mundo.
En el ámbito de las acciones históricas, el nacionalismo fue la inspiración para los eventos importantes del siglo XIX. En 1848, durante la llamada “Primavera de los Pueblos”, varias acciones revolucionarias tomaron Europa. En muchas de estas ocasiones, la defensa de “intereses nacionales” sólo sirve como punto de partida contra la injusticia y los restos del régimen absolutista. Desde entonces, el viejo mundo había cambiado con la aparición de nuevos gobiernos y naciones como Alemania, Italia y Hungría.
El nacionalismo no se limita a ese movimiento en concreto. Podemos ver que el pensamiento nacionalista también influyó en la intensificación de las rivalidades entre los diferentes países. Durante la época del imperialismo, la lucha por las zonas de explotación económica sólo alimentaba la rivalidad entre los diferentes países. Viniendo del siglo XX, vemos las guerras mundiales y los movimientos totalitarios y otras experiencias relacionadas con la perspectiva nacionalista.
