En la víspera de la venida de Jesús, el mundo ya había alcanzado la sabiduría de los atenienses y la expansión de la familia romana. Roma experimentó en este periodo grandes momentos de armonía, equilibrio, paz y prosperidad. El emperador Cayo Julio César Octavio alcanza el poder después del asesinato de su padre adoptivo, Julio César. Después de su muerte, Roma entra en una profunda perturbación e incertidumbre. Pero poco después aparecen los primeros logros de Augusto César con la instauración del triunvirato –división del poder entre tres gobernadores-.
El triunvirato quedaría formado por Augusto César, Marco Antonio y Lépido. Después de varios conflictos internos en sus relaciones, Augusto se vuelve el señor de Roma y el artífice de una era de progreso intenso, con la creación de templos y monumentos destacados, expandiendo la paz en cada provincia del Imperio. Artistas y comerciantes se multiplicaron, las leyes se renovaron y surgen mentes brillantes y creativas como Ovidio, Tito Livi, Horacio, etcétera.
En este contexto de florecimiento cultural y económico, nace Jesús de Nazaret, el Mesías anunciado. La concepción de un Mesías era históricamente antigua, aunque siempre fue asociada con el judaísmo. Sin embargo, en el momento de estudiar religiones antiguas, se percibe que esta creencia prevaleció en religiones ancestrales. Entre los judíos, el concepto de Mesías aparece entre los siglos IV y III a.C, en la literatura que contienen las profecías. En la tradición hebrea, por tanto, Jesucristo es el enviado de Yahveh, con el propósito de establecer en el mundo el Reino de Dios.
Unta tradición surgida de los Macabeos, familia judía que lideró una rebelión contra los seléucidas y comenzó con una dinastía real en Judea gobernando Israel hasta la dominación romana, aseguraba que el Salvador sería el liberador de la ciudad de la opresión de Roma. Pero mientras el pueblo permanecía esperando a un revolucionario, el profeta Isaías anunciaba la llegada de un Mesías de naturaleza espiritual, nacido de una virgen, que sufriría grandes dolores y una muerte cruel para salvar a la Humanidad.
El nacimiento, vida y enseñanzas de Jesús son narrados en el Evangelio que compone el Nuevo Testamento. Los libros apócrifos también tiene datos importantes sobre el Maestro, sobre todo de su infancia, igualmente detallada en los evangelios de Lucas y Mateo. De acuerdo con Lc II, el emperador romano en este momento emitió un decreto que exigía que todos los hogares realizaran un censo sus respectivas tierras natales. María, que en esta época quedaba embarazada, partió al lado e su marido de Nazaret hasta Belén. El viaje debería tomar alrededor de cinco días y justamente cuando se encontraba en el transcurso de la jornada María entró en parto. No teniendo otro lugar disponible, acudieron a un establo en el cual nacería Jesús en un pesebre. El niño, como era costumbre en la época, fue envuelto en pañales para permanecer en una temperatura adecuada y reducir sus movimientos.
Fue en ese momento que algunos pastores que se encontraron en las proximidades, cuidando de sus rebaños, son abordados por un ángel que anunciaba el nacimiento del Mesías y les da la ubicación exacta del niño. Este pasaje formaría parte de la historia con el episodio de los Reyes Magos que habrían visitado a Jesús para realizar sus ofrendas (oro, incienso y mirra).
El nacimiento de Cristo es en la actualidad celebrado el 25 de diciembre, fecha establecida para marcar este acontecimiento extraordinario. La fiesta tradicional pretende conmemorar la llegada del Mesías.