En todo el planeta hay más de dos millones de especies y muchas, incluso, aún no han sido descubiertas. Los animales son de diferentes formas, colores y comportamientos en todo el mundo. Para entender mejor, los seres vivos se reúnen en grupos llamados taxa, de acuerdo con las características estructurales similares que presentan.
La especie es la categoría taxonómica más específica y se refiere a individuos muy similares que en condiciones naturales, son capaces de reproducirse y tener descendencia fértil. Lo que sigue es el género: una categoría un poco más amplia que las especies. Después de haber un género, sigue la familia, el orden, la clase, el filo (phylum) y el reino.
En 1735, Linneo publicó un libro llamado “Systema naturae”, que abordó esta cuestión y también se proporciona normas para la clasificación de las especies. Este sigue siendo el sistema vigente, sin embargo ya se sabía que, al contrario de lo que Linneo pensaba, las especies no son inmutables y son resultantes de los procesos evolutivos. En los procesos más recientes, tales hechos se consideran permitiendo frecuentemente nuevas clasificaciones sugeridas.
Las algas, por ejemplo, se consideraron temas del reino Plantae pero hoy se incluyen en el Reino Protista, al tener más similitudes con este grupo. Hoy en día se reconoce que los hongos son evolutivamente más parecido a los animales que a las plantas. Dado que el Reino Monera ha sufrido muchos cambios se propuso que se dividieran en Reino Bacteria y Reino Archaea, siendo esta última constituida por las arqueas, antes arqueobacterias. Otros investigadores han sugerido que la clasificación de los organismos que viven en los dominios se establezca en Bacteria, Archaea y Eukarya, este último engloba todos los demás organismos.