Gran parte del planeta Tierra está compuesto de agua, con superioridad en las aguas del océano. Los océanos son enormes cuerpos de agua salada que no permanecen paralizados, por el contrario, se mueven todo el tiempo. Entre los diversos movimientos, el más destacado son las olas, mareas y corrientes.
Las olas se forman por la influencia eólica (viento) que sopla sobre la superficie de las aguas del océano, lo que obliga al movimiento. En el momento en que las olas se aproximan a la costa, la profundidad tiende a disminuir, por lo que no se doblan y se rompen en las zonas de playas y rocas. Las mayores olas ocurren en regiones de mar abierto y en esta circunstancia el lugar ideal para encontrar las mayores ondas en el mundo se da en Hawai donde ellas alcanzan un tamaño superior a los 10 metros de altura.
Otro movimiento más conocido son las mareas de los océanos. La marea sucede todos los días y se manifiesta en un ir y venir de las aguas en relación al litoral. El fenómeno en cuestión se deriva de la influencia de las estrellas, el Sol y la Luna, causando una fuerza de atracción sobre la Tierra. Cuando las aguas están en un nivel más alto en relación con la costa, es llamada de marea alta y cuando disminuye, la llamamos marea baja. La dinámica de avance y retroceso de las aguas se realiza periódicamente cada seis horas. Cuando las aguas están en un nivel superior, el fenómeno se denomina de marea de flujo. Ya, cuando se produce una disminución del nivel de agua, se denomina marea de reflujo.
