La Tierra, así como otros astros, no permanece estática, por lo tanto, una serie de movimientos suceden en el espacio. El movimiento de rotación es uno de las más conocidos, ya que es responsable del cambio entre días y noches.
El movimiento de rotación se caracteriza por el desplazamiento que tiene lugar en la Tierra alrededor de su eje. Este proceso tiene una duración de 23 horas, 56 minutos y 4,09 segundos, y es el responsable de la variación diaria de la radiación solar. Durante su actividad, la Tierra queda girada hacia el Sol en caso de ser día y opuesta al Sol en caso de ser noche.
La velocidad de rotación es impresionante: cerca de 1.666 kilómetros por hora. Este resultado se obtiene dividiendo la circunferencia de la Tierra (unos 40.000 km) por el tiempo invertido en este proceso (24 horas). Por lo tanto: 40.000 / 24 = 1,666.
A pesar de las altas velocidades alcanzadas durante la rotación, los habitantes de la Tierra no se dan cuenta de este movimiento. Por esta razón, tenemos la impresión de que es el Sol el que se mueve alrededor de la Tierra. Este punto de vista fue defendido por años, especialmente por la Iglesia Católica, clasificado como el modelo geocéntrico. No obstante, los científicos han demostrado lo contrario y establecieron el modelo heliocéntrico como el correcto donde es el Sol el centro del universo.
El movimiento de rotación es de fundamental importancia para sostener la vida en el planeta Tierra. A través de ella es posible la alternancia de la exposición a la radiación solar puesto que si una parte del planeta se enfrentase solo al Sol su temperatura sería muy alta, mientras que la otra parte se presentaría únicamente a bajas temperaturas.
