Presente en todas las culturas, los mitos se sitúan entre la razón y la fe, pero son considerados sagrados. Los principales tipos de mito se refieren al origen de los dioses, del mundo y el fin de todo. En ese aspecto se define mitología como el conjunto de los mitos propios de un pueblo, de una civilización, de una religión. En el estudio de las mitologías clásicas, la griega, y por herencia, la romana, fue una de las más fantásticas que un pueblo ya produjo. Comprendiendo un conjunto de mitos, leyendas y entidades divinas y/o fantásticas, con dioses, semidioses y héroes, presentes en la religión practicada en la antigua Grecia, los mitos fueron creados y transmitidos originalmente por tradición oral. El principal propósito de este fantasioso mundo mitológico era explicar fenómenos naturales, culturales o religiosos que no tenía explicación natural y, así, se constituye, por su riqueza narrativa y conceptual, en una de las más interesantes mitologías mundiales.
Los antiguos griegos adoraban a muchos dioses, todos con formas y atributos humanos, que llenaban el cielo, la tierra, el mar y el inframundo. En sus diversas leyendas, historias y canciones, cada uno de los antiguos dioses griegos tenía su propia identidad, tal como forma física, genealogía, intereses, personalidad y otros atributos peculiares de cada uno. Sin embargo, esas descripciones podían tener variantes locales que, hasta con cierta frecuencia, llevan a descripciones diferentes en partes distintas del mundo griego antiguo. En general, a pesar de casi humanos, eran seres eternos y prácticamente inmunes a enfermedades y heridas, capaces de volverse invisibles, de alcanzar varios lugares casi instantáneamente y de asumir actitudes a través de seres humanos sin el conocimiento de ellos.
También los antiguos griegos decían que sus dioses tenían las mismas pasiones, defectos y cualidades de los hombres, por lo que siempre han sido incluidos en las aventuras, las características que definen el significado de la palabra mitología, desde el punto de vista de la fabulosa historia de los dioses, semidioses y héroes de la antigüedad grecorromana. Los mismos griegos han dado forma a sus dioses y, a diferencia de otras mitologías, tenían dioses humanizados, haciendo del cielo un ambiente familiar. Las principales deidades habitaban el Monte Olimpo y formaban la corte de Zeus (Júpiter en la mitología romana), el dios supremo. Además de las muchas divinidades secundarias, había también semidioses, dioses ilegítimos, hijos de dioses con mortales, que por eso dependían de los dioses. Dentro de esos conceptos religiosos bien diversificados, cabía una verdadera democracia de pensamientos, desde los materialistas hasta los que creían en el juicio después de la muerte. Esta evolución ocurrió durante cerca de 25 siglos, desde el segundo milenio a.C., hasta el cierre de las escuelas paganas por el emperador bizantino Justiniano (329).
El enorme alcance de la mitología griega, va desde los primeros dioses y las sangrientas guerras de Troya y Tebas, a historias como Hermes y el sufrimiento de Deméter por Perséfone niño. Sus dioses representaban fuerzas y fenómenos de la naturaleza y también los impulsos y pasiones humanas. Ellos vivían en el Olimpo desde allí controlaban todo lo que pasaba entre los mortales. El Panteón Griego incluía semidioses, héroes y numerosas entidades, como los sátiros y ninfas, espíritus de los bosques, de las aguas o de las flores.
El Monte Olimpo, transliterado Ólympos, y en mapas modernos, Olimbos Oros (Olimbosoros), es la montaña más alta de Grecia, con la cumbre Mitikas, que en griego significa nariz, como su pico más alto, a una altitud de 2.912 metros. Está localizado en la ciudad de Litochoro, que acabó por recibir el nombre Ciudad de los Dioses, debido a su localización próxima a la base del monte, y a cerca de 100 kilómetros de distancia de Tesalónica, segunda mayor ciudad griega y próxima al mar Egeo. En la mitología griega, era el hogar de los Doce Dioses del Olimpo, los principales dioses que constituyen el panteón griego. Los griegos pensaban en el Monte Olimpo como una mansión de cristales donde sus dioses moraban.
La mitología griega llegó a ser completamente desarrollada alrededor del siglo VIII-VII a.C., cuando tres colecciones de mitos surgieron: la Teogonía (de Hesíodo) y la Ilíada y la Odisea (ambas de Homero). Aunque los primeros datos existentes sobre la religión griega partan de esas leyendas, es posible rastrear la evolución de creencias antecedentes. En el comienzo de la filosofía griega, en el siglo VI a.C., mientras algunos pensadores como Heráclito, los Sofistas y Aristófanes, ironizaban las creencias populares, otros, como Platón y Aristóteles, desarrollaban conceptos científicos acerca de la divinidad, sin embargo eso no afectaba la religiosidad popular, especialmente evidenciada en los festejos tradicionales.
Genealogía de los dioses griegos
De acuerdo con las creencias griegas, en el principio había un gran vacío llamado Caos y todas las cosas estaban mezcladas unas a las otras. Sobre esta confusión reinaba la Noche (Nyx) y en algún momento surgió la Sombra (Érebo), de un lugar desconocido de este reinado. Las Moiras (Parcas o Fata), divinidades ciegas, nacidas del Caos y de la Noche, eran personificaciones del Destino, encargado de establecer todo, incluso los dioses estaban sometidas a ellas. Pero todavía había solo silencio y el vacío hasta que nació Amor, produciendo un inicio de orden.
De la unión de Érebo y Noche nacieron Éter, la luz celestial, y Día (Helios), y entonces apareció la Tierra, la madre universal llamada Gaia. Gaia, por sí misma, generó a Urano, el Cielo, y el mismo se uniría para generar los doce Titanes, entre ellos Mnemósine, Atlas, Océano, Rea y Cronos, el más joven de todos, los Cíclopes y los gigantes Hecatónquiros. Según la mitología griega, cuando Gaia engendró a los Titanes, ellos hicieron de las montañas griegas, incluyendo la del Monte Olimpo, sus tronos, pues eran tan grandes que no cabían en la corteza terrestre.
Los Titanes eran liderados por Cronos (Saturno) que desposó a Rea (Cibeles) y entre sus hijos se encontraba Zeus (Júpiter) que destronó a su padre y se volvió señor de dioses. Organizó a los olímpicos, una serie de doce dioses que habitaban el Olimpo, sucesores de los Titanes, formando una sociedad que era clasificada conforme a la autoridad y poder. Él dio el mar a Poseidón y el inframundo a Hades, sus hermanos, y pasó a reinar el Monte Olimpo. Los Titanes se rebelaron contra los dioses e intentaron alcanzar el cielo, pero fueron fulminados por Zeus.
Los olímpicos eran Zeus, Afrodita, Apolo, Ares, Artemis, Atenea, Deméter, Hefesto, Hera, Hermes, Hestia y Poseidón, siendo Zeus (Júpiter) el jefe, maestro de todos los estados, el padre espiritual de todos los mortales e inmortales. Hera (Juno), su esposa, era la reina del cielo y la protectora del matrimonio. Hefesto (Vulcano), era el dios del fuego y de las artes manuales. Apolo (Febo) era el dios de la luz, la poesía y la música; Ares (Marte), era el dios de la guerra. Atenea (Minerva), era la diosa de la sabiduría y de la guerra; Artemisa (Diana), era la diosa de la caza y la fauna; Afrodita (Venus), era la diosa del amor; Hestia (Vesta), era la diosa del corazón y la llama sagrada; Deméter (Ceres), era la diosa de la agricultura; Hermes (Mercurio) era el mensajero de los dioses y maestro de la ciencia y los inventos; y Poseidón (Neptuno) era el señor de los mares y océanos. Poseídón, junto con su mujer Anfitrite, originó a un grupo de dioses del mar menos importantes, como las Nereidas y Tritón.
A pesar de que Hades (Plutón), hermano de Zeus y dios del inframundo, fue un dios importante en el pensamiento religioso griego, no era considerado un olímpico. Gobernaba el sombrío mundo subterráneo con su esposa Perséfone (Cora), un lugar oscuro y triste en las profundidades de la tierra poblado por los espíritus de las personas que moría. Otro dios que no era tan admirado pero con el tiempo se volvió uno de los más importantes fue Dioniso (Baco), dios del pan, del vino y del placer. Frecuentemente, Dioniso era acompañado por un ejército de dioses fantásticos, incluyendo centauros y ninfas. Los centauros tenían la cabeza y el torso humano con el cuerpo de caballo. Las bellas y hermosas ninfas ocupaban los bosques.
Otros dioses y titanes de menor importancia también entre los romanos eran: Aloades, los gigantes que desafiaron el Olimpo; Eirene (Pax), la personificación de la paz para griegos y romanos; Eos (Aurora), la diosa que anunciaba a la Tierra la llegad del Sol; Eros (Amor), notable por la historia de su amor con la mortal Psique; Gaia, la diosa madre, generadora de todos los dioses, la diosa-tierra; Hermafrodita, el hijo de Hermes (Mercurio) y Afrodita (Venus); Hiperíón, el titán Sol; Niké (Victoria), la diosa griega de la victoria; Pandora: donadora de talentos divinos, portadora de todos los males de la humanidad; Prometeo: defensor del bienestar de los hombres; Tánatos: el dios de la muerte; Temis (Justicia), la diosa de la justicia; Selene (Diana), una de las diosas de la tríada de la luna; Pan (Fauno o Silvano), dios de los bosques; Asclepio (Esculapio), dios grecorromano de la medicina; Tetis: la titánida y la nieta, una Nereida madre de Aquiles; Ninfas: guardianas de la naturaleza; Moiras (Parcas), diosas responsables por el destino de los dioses y hombres; Musas: representantes de las artes y de las ciencias, invocadas por los poetas en busca de inspiración y éxito. Además, el joven Adonis, Cronos (Saturno), comandante de los titanes, Helio, dios del sol y ojo del mundo, y Urano, la personificación del cielo.
Más allá de todos los dioses existentes en la mitología clásica eran importantes dentro de la cosmogonía grecorromana los héroes como Aquiles, Hércules, Jasón, Perseo, Teseo y Ulises, los animales mitológicos Centauro, Harpías, Pegaso y Quimera y las leyendas de Ariadna, Medeia y Sísifo.