Algunos animales después del nacimiento tienen desarrollo directo, es decir: son similares a los adultos, diferenciándose solamente en cuanto al tamaño y la madurez sexual.
Sin embargo, hay especies cuyas crías no se presentan con morfología similar a la de los adultos y a menudo tienen hábito de vida diferenciado. Así, en el curso de su desarrollo, sufren procesos de cambios corporales para la adquisición de tal forma. Este proceso se denomina metamorfosis.
Muchos anfibios experimentan metamorfosis: en la mayoría de las especies de ranas, por ejemplo, de la eclosión de los huevos, los renacuajos nacen. Inicialmente, estos renacuajos no son capaces de nadar, poseen branquias y son desprovistos de apertura bucal. Con el tiempo, los cambios morfológicos son evidentes: surgen opérculos, bocas y espiráculos, siendo que los pulmones y las piernas aparecen en una etapa más avanzada.
Con estas últimas dos estructuras, son capaces de vivir fuera del agua y no son difíciles de encontrar individuos con forma adulta, pero con cola todavía presente: son los imagos. La cola es reabsorbida, poco a poco, proveyendo al animal su forma definitiva.
En los insectos, puede no ocurrir la metamorfosis, o la misma puede estar presente, siendo completa o incompleta: individuos ametábolos, holometábolos y hemimetábolos, respectivamente.
En la metamorfosis completa, el individuo modifica considerablemente su forma. Después de la eclosión de los huevos, surgen seres vermiformes, denominados larvas. Las larvas, generalmente bien activas, pasan por algunos procesos de muda hasta alcanzar el estadio de pupa, en el cual adquieren exoesqueleto más rígido. A través de nuevas alteraciones en la estructura corporal, la pupa se transforma en un individuo adulto. Las mariposas y el temido mosquito del dengue son ejemplos de individuos holometábolos. En estos primeros, oruga y crisálida son los respectivos nombres dados a larva y pupa.
Con respecto a la metamorfosis incompleta (o gradual o simple), los seres hemimetábolos se presentan más semejantes a los adultos. Del huevo, surge la ninfa, morfológicamente parecida a los más viejos cada vez más, en cada nueva muda. Ejemplos: saltamontes y cucarachas.