La médula espinal es un largo cordón cilíndrico, compuesto de células nerviosas, localizada en el canal interno de las vértebras. Su función es establecer la comunicación entre el cuerpo y el sistema nervioso, y actuar también en los reflejos, protegiendo el cuerpo en situaciones de emergencia en que es necesario que haya una respuesta rápida. A pesar de ser confundida con la médula ósea, la misma está relacionada con la producción de células sanguíneas, mientras, la médula espinal forma parte del sistema nervioso central.
Anatomía y fisiología de la médula espinal
La médula espinal tiene formato cilíndrico, de diámetro no uniforme, presentando dos regiones más dilatadas de donde parten fibras nerviosas para los miembros superiores e inferiores. Es constituida de tejido nervioso, situada en el interior de la columna vertebral y se extiende desde el final del tronco encefálico (parte final del encéfalo, comprende mesencéfalo, puente y bulbo raquídeo), a continuación del bulbo, hasta cerca de la región de la segunda vértebra lumbar. Por debajo de la vértebra, envolviendo el cono y un filamento terminal, están las meninges (saco dural) y raíces nerviosas de los últimos nervios que juntos forman la cauda equina (o cola de caballo).
La región interior de la médula espinal, en forma de ‘H’, es llamada de materia gris debido a la gran concentración de cuerpos celulares de las neuronas que le dan esa coloración. Mientras la parte más externa contiene más dendritas y axones y queda más blanquecina, siendo denominada materia blanca. Esa disposición de las sustancias es contraria a la encontrada en el cerebro. Externamente, la médula es envuelta por tres membranas ricas en fibras colágenas, las meninges.
Meninges
Estas membranas contienen espacios entre ellos, que son lubricados por el líquido cefalorraquídeo. El líquido cefalorraquídeo es un líquido incoloro, acuoso que ayuda a proteger los impactos del sistema nervioso central. Las tres membranas son:
- Dura mater – más externa y gruesa, es como un saco que envuelve toda la médula. Contiene muchos vasos sanguíneos y está fuertemente adherida a los huesos vertebrales (y del cráneo, en el caso del cerebro). Posee prolongaciones laterales que envuelven las raíces de los nervios espinales.
- Aracnoide – capa intermedia delgada. Posee filamentos delicados que la unen a la piamadre, las trabéculas aracnoides, que le dan apariencia semejante a las telas de una araña.
- Piamadre – membrana más interna, fina y delicada. Está estrechamente unida a la superficie de la médula (y el cerebro). Confiere resistencia a los tejidos blandos del sistema nervioso.
Nervios espinales
Los nervios y los ganglios nerviosos constituyen el sistema nervioso periférico. Los nervios están formados por fibras nerviosas ramificadas que se distribuyen por todo el cuerpo y ganglios, dilatación de algunos nervios donde hay concentración de cuerpos celulares de las neuronas.
Los nervios espinales o medulares son nervios mixtos, ya que contienen fibras nerviosas motoras y sensoriales. Se unen a la médula espinal en pares, uno a cada lado de la columna, a través de los espacios entre las vértebras. Cada nervio está compuesto por dos conjuntos de fibras nerviosas llamadas raíces nerviosas, que se unen a la parte dorsal (raíz dorsal) y ventral (raíz ventral) de la médula.
La raíz dorsal sólo contiene fibras nerviosas sensoriales, mientras que la raíz ventral contiene apenas las fibras nerviosas motoras. En la raíz dorsal de cada nervio existe un ganglio constituido de muchos cuerpos celulares de las neuronas sensitivas.
Actos reflejos medulares
Los actos reflejos son respuestas involuntarias, rápidas, que son controlados por la materia gris de la médula espinal antes de llegar al cerebro y por lo tanto son importantes en la defensa del organismo en situaciones de emergencia. Por ejemplo, cuando apoyamos la mano en un lugar muy caliente, gracias al acto reflejo retiramos la mano inmediatamente para no quemarnos.
Después de recibir el estímulo, las fibras sensoriales de la raíz nerviosa dorsal pasan señales a las neuronas asociativas (localizadas en el interior de la médula, en la materia gris), que a su vez, los retransmiten para las fibras motoras de las raíces nerviosas ventrales. Estas fibras envían respuesta a los órganos que efectuarán la acción.