Al final de la primera mitad del siglo XIX, varios movimientos en contra de las monarquías nacionales tuvieron la participación de los trabajadores de diferentes países. Mediante el derrocamiento de los regímenes absolutistas, la figura del obrero trabajador representaba las contradicciones y los deseos de un grupo social subordinado a los intereses de los que la concentración del poder económico quedaba en manos grandes. Este fue el período en que las nuevas doctrinas socialistas ofrecieron una nueva perspectiva sobre la sociedad capitalista y el estado actual de los trabajadores.
Con el lanzamiento del libro “Manifiesto Comunista”, de Karl Marx y Friedrich Engels, surgió un enfoque teórico basado en la idea de que, a lo largo de la historia, las sociedades se caracterizaron por la lucha de clases. Por lo tanto, la sociedad industrial se divide en dos grandes grupos: por un lado, la burguesía, que posee los medios de producción (máquinas, fábricas y la tierra) y del otro lado el proletariado, que vende su fuerza de trabajo a cambio de un salario promovido por los burgueses.
En vista de estos pensadores, la oposición de los intereses de estas clases representaba una especie de antagonismo que, a lo largo del camino de la civilización, se ha configurado de diferentes maneras. Esta guerra de clases fue causada por las condiciones en que se distribuye la riqueza entre los hombres. Estas formas de distribución forman la teoría del materialismo histórico, en definitiva, sostuvo que las formas de pensar y actuar fueron determinadas por las condiciones materiales de una sociedad.
En el caso de la sociedad capitalista, los trabajadores vivían en situación dolorosa constante, porque los medios burguesía organizada hacia permanecer en una situación de exclusión a los obreros. A través de la teoría de la plusvalía, Marx y Engels demostraron que los trabajadores no reciben un pago equivalente a la cantidad de riqueza que producen. Esto podría ser debido al monopolio de los medios de producción efectuados por la burguesía y de la enajenación de los trabajadores que, a través de la experiencia de su trabajo, no sabían el valor de la riqueza que producían.
Aun señalando todas las desigualdades y los problemas del capitalismo mundial, la teoría marxista había propuesto una solución a esta situación injusta. El estudio de los cambios de la historia condujo al marxismo a una visión dialéctica entre los hombres. A partir de ahí, la inestabilidad del mundo capitalista y el empeoramiento de la situación del proletariado se abrió a la aparición de nuevas ideas y contrarias a la realidad vigente. Los trabajadores se dieron cuenta de su situación y, por lo tanto, buscaron la manera de garantizar que las diferencias que los apartaban de la burguesía.
De acuerdo con el marxismo, la lucha de los trabajadores debería avanzar hacia la toma del poder político. Asumiendo la conocida como dictadura del proletariado, se debería limitar las condiciones de privilegio y dominación creadas por la burguesía. Dentro de un gobierno socialista, las desigualdades entre clases sociales deberían desaparecer. Los medios de producción deben permanecer en manos del Estado y toda la riqueza debe ser compartida por igual.
Por lo tanto, las distinciones entre los hombres pierden su espacio. La propiedad privada, clases sociales y, por último, el Estado finalmente desaparecen. La dictadura del proletariado ya no era necesaria porque la sociedad comunista no ve sentido en cualquier forma de poder institucional. Los individuos podrían alcanzar la felicidad mediante el ejercicio de la tarea que mejor le convenía con capacidad de generar un salario capaz de proporcionar sustento suficiente a sí mismo y a su familia.
En previsión de la internacionalización de la reproducción y todos los males del mundo capitalista, Marx defendía la unión inmediata de los trabajadores hacia el conjunto de transformaciones necesarias para iniciar esta revolución. Así, vio la unión del proletariado el instrumento más poderoso por el cual, finalmente, las desigualdades del capitalismo podían ser superadas. Es por eso que la frase más famosa del Manifiesto Comunista dice: “¡Trabajadores del mundo uníos!”.
Con el legado científico de la izquierda por Marx y Engels, el socialismo creó una nueva forma de ver la condición humana y su historia. A través de sus propuestas, nuevos movimientos y pensadores han seguido el desarrollo de las diversas teorías de la influencia marxista. Incluso hoy en día, podemos tener los partidos y movimientos que luchan, cada uno a su manera, por algunas ideas desarrolladas por estos teóricos.