En general, el concepto de movimiento social se refiere a la acción colectiva de un grupo organizado que tiene como objetivo lograr un cambio social a través de la lucha política, ya que sus valores e ideologías dentro de una sociedad en particular y de un contexto específico, están afectados por una crisis interna y significativa tensión social.
En las manifestaciones, se puede tener como objetivo el cambio, la transición o incluso una revolución ante una realidad hostil de un determinado grupo o clase social. Si se trata de una lucha por un ideal, es el cuestionamiento de una realidad determinada que se caracteriza como algo que impide la realización de las aspiraciones de este movimiento. Se basa una identidad para la lucha y la defensa de derechos.
Las movilizaciones se convierten en portavoz de un grupo de personas que se encuentran en la misma situación, ya sea social, económica, política o religiosa. Sus integrantes se reúnen en espacios concentrados para alcanzar acuerdos o determinados resultados.
Para entender los movimientos sociales, en lugar de pensar acerca de los valores y creencias comunes a la acción social colectiva, sería necesario tener en cuenta las estructuras sociales en las que los movimientos se manifiestan. Cada sociedad o estructura social tiene un contexto histórico como telón de fondo (o historia) en el que, al igual que Karl Marx señaló, pondría un conflicto entre las clases y las relaciones sociales. Así, los movimientos sociales consisten en la creación de una herramienta fundamental para la acción con el propósito de la intervención y el cambio de estructura.
Por lo tanto, además de las instituciones democráticas como los partidos, las elecciones y el parlamento, la existencia de los movimientos sociales es crucial para la sociedad civil como un medio para demostrar sus propios ideales y realizar demandas colectivas.
Podemos citar como ejemplos de los movimientos sociales: el movimiento estudiantil, el movimiento negro (contra el racismo y la segregación racial), el movimiento de los trabajadores rurales, el movimiento feminista, el movimiento ambiental, la lucha contra la homofobia, el separatismo, los movimientos ideológico, entre otros. Algunos de estos movimientos se han centralizado las operaciones en algunas regiones (como los movimientos separatistas en Europa). Otros, sin embargo, con la expansión de la globalización (económica y culturalmente) y la difusión de los medios de comunicación y difusión de la información, rompen las barreras geográficas debido a la naturaleza de su causa, ganando adeptos en todo el mundo, como Greenpeace, el movimiento ambiental más popular internacionalmente.
La existencia de una organización del movimiento social requiere de un bien desarrollado, lo que supone la movilización de recursos e individuos aferrados a un compromiso. Los movimientos sociales no se limitan a esporádicas manifestaciones públicas sino que trabajan sistemáticamente para alcanzar sus objetivos políticos, lo que significa una lucha constante y de largo plazo en función de la naturaleza de la causa. En otras palabras, los movimientos sociales han organizado una acción permanente por un determinado fin.
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