Malicia es un sustantivo femenino con origen en el latín ‘malitia’ y significa una propensión o tendencia a practicar actos de maldad. Actuar con malicia a menudo significa comportarse malintencionadamente, astutamente y con el propósito de engañar o dañar a alguien. Una persona que tiene una actitud maliciosa muchas veces disimula sus intenciones y finge algunos sentimientos para encubrir sus verdaderas intenciones.
Incluso entre el círculo de amistades próximas y familiares podemos encontrar malicia. Se pueden describir como personas chismosas, de falsas expresiones, dedicadas a la crítica del ajeno, a distorsionar la vida y las actitudes de los otros.
Agustín de Hipona describe la relación entre malicia y falsedad en su cita célebre ‘una virtud simulada es una impiedad duplicada: a la malicia une la falsedad’.
Al identificar a una persona falsa, lo ideal es no aproximarse a ella, no abrirse emocionalmente, no exponer información sobre aspectos íntimos de la vida que no sería deseoso que fueran extendidos para otras personas. Puede incluso cortar relaciones con verdaderas amistades.
Pero, incluso cuando esa persona falsa pertenezca al mismo grupo de amigos es posible mantener la convivencia. Basta con permanecer en la relación pero preservando la distancia oportuna frente a aquella persona. No es necesario abandonar el grupo, apenas tener cuidado en no profundizar en asuntos personales durante su presencia.
Esta convivencia con la falsedad cercana no es obligatoria pero puede ser mantenida sin mucha implicación. El ser humano no es obligado a convivir con todas las personas de la misma forma, siempre tendrá más empatía por una que por otra. Sin embargo, es importante señalar que es posible mantener una relación social y superficial, sabiendo hasta dónde situarse, manteniendo la intimidad preservada.
Falsedad en la familia
La situación se complica cuando la falsedad reina entre las familias. En esta circunstancia es necesaria la convivencia; eso es porque los miembros familiares siempre estarán juntos en las fiestas y reuniones especiales. Es triste pero a veces una persona no es digna de confianza, incluso considerando que pueda ser un miembro de la familia. Es mejor una relación superficial, para ser posible convivir socialmente, sin que exista de hecho una relación real con la persona.
A menudo nos resulta difícil tratar con gente maliciosa. Ellos son manipuladores y si se trata de exponer su lado malicioso las palabras pueden volverse en contra de uno mismo. En algún momento, sin embargo, la máscara puede perderse. Si el grupo considera que es una persona falsa, es ideal saber qué tipo de persona es amigo de ella. Es positivo cuando hay una distancia de ambas partes.
