Diagrama del espectro electromagnetico © Wikimedia, Wikipedia.org
A principios del siglo XVII, el científico inglés Isaac Newton (1643- 1727) describió por primera vez de manera adecuada el siguiente fenómeno: si pasamos la luz solar por un prisma, esa luz blanca será descompuesta en un conjunto de colores que es denominado espectro discontinuo, pues el cambio de un color para otro es prácticamente imperceptible.
Descomposición de la luz del sol pasando a través de un prisma © Wikimedia, Wikipedia.org
Esos colores son los mismos que aparecen en el arco iris después de una lluvia, pues resultan de hecho de la luz del sol incidir sobre pequeñas gotículas de agua, separándose en franjas coloridas distintas, que son siete colores: violeta, índigo, azul, verde, amarillo, naranja y rojo.
Cada uno de estos colores son en realidad ondas electromagnéticas con longitudes de onda (λ) diferentes. La longitud de onda es la distancia entre dos picos consecutivos de una onda, siendo que cuanto mayor sea el largo de la onda, menor será la energía de la radiación y viceversa.
La longitud de onda es la distancia desde un pico a otro de una onda electromagnética
Tales ondas son radiaciones electromagnéticas que se encuentran en la región visible, dónde están los valores de λ entre 400 nm y 700 nm.
Esos puntos nos ayudan a ver que la luz del sol posee muchos tipos de radiación, no apenas las visibles, sino también la radiación que no podemos ver, que son los rayos infrarrojos (IR) y los rayos ultravioletas (UV).
En el espectro electromagnético de a continuación veremos que esas dos radiaciones aparecen en los límites del espectro de luz visible, siendo que la radiación infrarroja posee longitud de onda por encima de 700 nm (hasta 50.000 nm) y la ultravioleta va de 400 nm a 200 nm.
Espectro electromagnético, incluyendo la radiación solar (luz infrarroja, visible y ultravioleta)
La radiación infrarroja posee mayor longitud de onda que la ultravioleta y, por eso, su energía es menor, no penetrando mucho en la piel. Es evidente que a pesar de eso, si hubiera exposición en exceso a esas radiaciones, ellas pueden causar daños a la piel, como quemaduras.
El infrarrojo coincide con la franja de energía necesaria para hacer vibrar, es decir, esto es, mover los átomos unos en relación a otros de una sustancia sin provocar una reacción.
La radiación ultravioleta es la radiación más energética de la luz solar, poseyendo gran poder de penetración en la piel. Ella es capaz de promover reacciones químicas que envuelven transiciones electrónicas.
La radiación UV se divide en tres gamas de energía distinta: UVA (320 nm a 400 nm), UVB (290nm a 320 nm) y UVC (200 nm a 290 nm).
Entre ellas, la más dañina y energética es la UVC. Sin embargo, afortunadamente, ella no alcanza la superficie de la Tierra porque se filtra por la capa de ozono. Por lo tanto, la gran preocupación se centra por la destrucción de la capa de ozono, porque sin ella esa radiación podría alcanzar la superficie terrestre, teniendo la capacidad de matar organismos unicelulares y perjudicando la córnea de los ojos.
La segunda energía más alta es la UVB, que causa enrojecimiento y algunos tipos de cáncer, pero alcanza la superficie de la Tierra en pequeñas cantidades. Así, la más peligrosa termina siendo la UVA, si comparamos en condiciones de exposición igual, pues esta última penetra más en la piel y está presente todo el día. Algunos investigadores incluso sugieren que la radiación UVA es responsable por los mayores daños causados por la luz solar.
Las radiaciones ultravioletas actúan en la formación de radicales libres en el interior de las células, lo que puede causar daños, como el envejecimiento precoz. Investigaciones muestran que cambios en la función del sistema inmunológico de la piel pueden suceder después de una única quemadura, además de eso, el cáncer de piel ha sido asociado a la exposición al UVB.
Para evitar tales daños, que son acumulativos e irreversibles, podemos cubrirnos o quedar fuera de la exposición solar de forma prolongada. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, lo más sensato es hacer uso de los protectores solares.
El uso de protector solar es esencial para evitar daños en la piel