No todos entienden, sustancialmente, el significado del término parásito, que corresponde a una relación ecológica que se produce entre individuos de diferentes especies, en los cuales uno de ellos – el parásito – permanece dentro del cuerpo del otro – el anfitrión – retirando de ahí su alimento; y también debilitándolo. Así, cuando una persona se refiere a otra coloquialmente como parásito, tal información, biológicamente hablando, es incorrecta.
Además de los seres humanos aprovechados – concepto popular que no es correcto – cuando nos referimos a parásitos, siempre recordamos a virus, bacterias, hongos y otros microorganismos capaces de provocar enfermedades. Sin embargo, algunos animales también pueden ejercer tal función ecológica en otros organismos, como las lombrices y gusanos en general, y las garrapatas, pulgas y piojos.
Las personas que invaden el interior de nuestro cuerpo también se llaman endoparásitos. Ya en la superficie, como los tres últimos ejemplos, son ectoparásitos. Algunos de éstos, incluso, además de provocar molestias, picazón y hasta anemia, son capaces de transmitir infecciones a su huésped.
Ejemplos de endoparásitos
- Virus de la gripe
- Mycobacterium leprae o bacilo de Hansen: bacteria responsable de la lepra
- Trypanosoma Cruzi: Protozoo responsable de la enfermedad de Chagas
- Ascaris lumbricoides, o ascáride: nematelminto responsable por la ascariasis
- Tenia saginata: platelminto responsable de teniasis
- Candida albicans: hongo responsable de las infecciones por la candidiasis
Ejemplos de ectoparásitos
- Pulex irritans: pulgas
Pediculus capitis: piojos humanos
Amblyomma cajennense: responsable de la transmisión de la fiebre de las Montañas Rocosas
Cuscuta racemosa: planta aclorofilada de otros vegetales
Pulgones: parásitos de plantas
Los parásitos generalmente están bien adaptados a sus anfitriones y su forma de vida. Por otra parte, a pesar del daño causante, tienen pocas probabilidades de causar su muerte, ya que ello conduciría al final de su propia existencia.
