Los materiales ferromagnéticos comprenden un pequeño grupo de sustancias que se encuentran en la naturaleza que, cuando se colocan en presencia de un campo magnético, se imantan fuertemente, y el campo magnético de ellos es muchas veces mayor que el campo que fue aplicado. Es comprobado que la presencia de un material ferromagnético hace el campo magnético resultante centenas de veces más intenso.
El hierro, el níquel, el cobalto y las aleaciones que se forman por estos elementos químicos forman el grupo de materiales ferromagnéticos. La propiedad de ser fácilmente imantados es aprovechada en la obtención de campos magnéticos de valores elevados como, por ejemplo, en el interior de las bobinas es muy común colocar un hierro con el intento de aumentar la intensidad del campo magnético.
Con la imantación de ese pedazo de hierro, el campo magnético resultante es más fuerte que el campo creado por la corriente eléctrica que pasa a través de la bobina. Por lo tanto, el conjunto bobina + hierro pasa a constituir un electroimán muy fuerte. Los electroimanes se utilizan ampliamente como, por ejemplo, en grúas que transportan cargas muy pesadas y en los aparatos de teléfono.