Siete son los nutrientes que necesita el hombre: agua, fibra, carbohidratos, lípidos, minerales, proteínas y vitaminas.
Los hidratos de carbono cumplen un papel importante en nuestros cuerpos, porque son un componente fundamental de varias estructuras, particularmente de las células del tejido nervioso. Son los principales proveedores de energía limpia – de su degradación no resultan productos tóxicos – y son proveedores exclusivos de energía para las células del sistema nervioso.
Los carbohidratos son los nutrientes más abundantes en la mayoría de los productos de origen vegetal y existen también en la leche. Constituidos por moléculas, los hidratos de carbono se clasifican en función del número de moléculas que los componen. Así tenemos disponibles en alimentos:
- Hidratos de carbono simples: monosacáridos – una sola molécula.
- Hidratos de carbono compuestos: polisacáridos con dos o más moléculas.
Del metabolismo de los carbohidratos resulta el glucógeno, que es almacenado en el hígado, o glucosa, que, transportado a través de la corriente sanguínea – es distribuida a todas las células de nuestro cuerpo. La glucosa es el azúcar orgánico responsable para el funcionamiento de todas las células, y como consecuencia necesaria para la realización de todas las tareas conscientes o inconscientes.
Cuando hay poca glucosa en sangre – hipoglucemia – los procesos vitales quedan en riesgo y el organismo, para compensar, recurre a las proteínas musculares causando daños en los propios músculos. Cuando hay demasiada glucosa en sangre – hiperglucemia – se forman sustancias extrañas que van a producir efectos nefastos.
Los alimentos que proporcionan hidratos de carbono en nuestra alimentación, en orden decreciente de cantidad son:
- Cereales (avena, arroz, centeno, trigo) y sus derivados, azúcar y miel.
- Legumbres (frijoles, garbanzos y lentejas).
- Legumbres frescas (guisantes, frijoles y granos), patatas y frutas dulces (plátanos, caquis, higos y uvas).
- Frutas menos dulces, leche y otros productos hortícolas.
- Azúcar y miel proporcionan solamente hidratos de carbono de absorción rápida, por lo que deben ser consumidos en pequeñas dosis y nunca aisladamente, pues elevan rápidamente el nivel de glucosa en la sangre.
En términos nutricionales los mejores carbohidratos son los que tardan más en ser absorbidos, es decir, aquellos que son ricos en almidón; son consumidos más lentamente, produciendo una cantidad de calor uniforme y por más tiempo. Por otro lado, la parte del almidón que no es absorbida sirve de alimento a las bacterias propias de la flora intestinal contribuyendo así para un mejor desempeño de este órgano que es también responsable de la formación de heces.
En cuanto a proveedores de hidratos de carbono los mejores alimentos son los que tienen en su forma constitución más compleja, es decir, los cereales y sus derivados – pan, harinas – y las leguminosas. Desde la perspectiva de una alimentación saludable la cantidad de hidratos de carbono a consumir se sitúa entre el 55% y el 0% del total de la ración diaria.