Los composites o resinas compuestas son una variedad de sólidos producidos por la combinación de materiales ya existentes, con el fin de mejorar la resistencia de numerosos objetos.
Si combinamos fibras de carbono y resina conseguiremos un compuesto resistente a altas temperaturas, presión y golpes. Es exactamente así que se fabrican piezas de aviación, como alas y fuselaje, por ejemplo. La función de la resina en este caso es mantener las fibras unidas, estas a su vez confieren resistencia, impiden la deformación y amortiguan las vibraciones en los vuelos aéreos.
Para tener una idea de cómo estos materiales pueden ser útiles, los composites son utilizados para fabricar palos de golf, raquetas de tenis, patinetas, entre otros productos.
Los composites están presentes en nuestro cuerpo, con una diferencia: se obtuvieron mediante el trabajo genuino de la naturaleza. Los huesos son lo que llamamos composites naturales, constan de fibras elásticas de colágeno revestidas con una sólida estructura de fosfato de calcio.
Pero lamentablemente en algunos casos no son muy robustos, lo que es común en los ancianos. De ahí surge la enfermedad de la osteoporosis, donde los huesos se vuelven quebradizos debido a la disminución de la cantidad de colágeno.
En nuestros hogares también tenemos muestras de materiales composites: la cerámica usada en la fabricación de tazas y platos es un buen ejemplo. Las cerámicas, cuando son enriquecidas con fibras de grafito, se vuelven menos quebradizas y resistentes a altas temperaturas, lo que nos permite llevarlas al fuego.
