El proceso llamado de oxidación ocurre en nuestro cuerpo en cualquier momento, en el acto de la respiración. Parte del oxígeno que respiramos se transforma en radicales libres en nuestro cuerpo.
Los radicales libres son moléculas inestables, porque sus átomos tienen un número impar de electrones. Para lograr estabilidad, estas moléculas reaccionan con otras sustancias presentes en nuestro cuerpo.
Los radicales libres son responsables de procesos degenerativos como el cáncer y envejecimiento. Tienen la propiedad de acelerar el proceso natural de envejecimiento, a través de la ruptura de las membranas celulares de la piel.
Para contrarrestar la acción de estos radicales necesitamos recurrir a una alimentación antioxidante.
Los antioxidantes están presentes principalmente en los vegetales. Las principales fuentes son: frutas rojas (fresa, frambuesa, zarzamora, cereza), frutas ricas en vitamina C y vitamina E, verduras que contienen beta-caroteno (zanahorias, remolacha), entre otros.
Y no es sólo a través de la dieta que las mujeres buscan la fórmula de la juventud, los cosméticos avanzados prometen amenizar los efectos de oxidación en la piel. El ácido elágico presente en la composición de las arromas antiarrugas previene la formación de radicales libres y, consecuentemente, la muerte temprana de las células.
