Los linfonodos, también conocidos como nodos linfáticos o ganglios linfáticos, son estructuras pequeñas (de 1 mm a 2 cm) formadas por tejido, que se encuentran en el trayecto de los vasos linfáticos y están diseminadas por todo el cuerpo, filtrando la linfa antes de que ella regrese al torrente sanguíneo.
Cada agrupación de ganglios linfáticos es responsable por el drenaje de un área del cuerpo, tales como los ganglios linfáticos axilares que reciben la linfa procedente de la mama y del brazo, por ejemplo.
Si cualquier microorganismo invade el cuerpo, él es detectado al pasar por el linfonodo. Los linfocitos (células inmunes) presentes en el mismo comienzan entonces a multiplicarse, provocando un aumento del tamaño del ganglio.
Ciertos tipos de cáncer utilizan el sistema linfático para diseminarse por el cuerpo, como el cáncer de mama por ejemplo.
Los linfonodos son encontrados en mayores cantidades en el cuello (linfonodos cervicales), en las axilas (linfonodos axilares), en la ingle (linfonodos inguinales), a lo largo de los grandes vasos sanguíneos y en las cavidades del cuerpo.
El linfonodo se divide en tres zonas:
- Zona cortical: tiene células reticulares, macrófagos, con un predominio de linfocitos B;
- Zona paracortical: rico en linfocitos T;
- Zona medular: contiene grandes concentraciones de linfocitos B.
Los espacios entre las células endoteliales de ganglios linfáticos permiten el paso de la linfa y de las células inmunes. La linfa circula lentamente, facilitando la fagocitosis por los macrófagos y la retención de moléculas extrañas de antígenos en la superficie de las células dendríticas foliculares para ser presentados a los linfocitos.