Liberalismo consiste en un grupo de pensadores que vivieron las particularidades de Europa en los siglos XVII y XVIII. En este tiempo el espíritu emprendedor y autónomo de la burguesía propone otras posibilidades en las relaciones entre los hombres y el mundo. La figura del burgués, que se lanzaba al mundo para el comercio y contaba con su propia iniciativa para alcanzar sus objetivos, destaca sobre todo un periodo anterior donde los hombres fueron subordinados al pensamiento religioso.
En este contexto se movilizan varios pensadores en el esfuerzo de dar sentido a aquel mundo transformador. Un primer punto del pensamiento liberal defendió la idea de que el hombre tenía toda su individualidad formada antes de darse cuenta de su existencia en la sociedad. De esta manera, el individuo estableció una relación entre sus propios valores y sociedad.
El modo más sensato para que el hombre pudiese equilibrarse entre sí mismo y el social sería por el uso de la razón. La razón consistía en la habilidad del hombre en experimentar el mundo a su alrededor (empirismo) y así ponderar sobre las formas más útiles e inteligibles de buscar sus intereses. Esa misma razón sería una capacidad visible en los hombres que tuviesen sed por el conocimiento. En sociedad, el uso de la razón también ayudaría en la construcción de mejores instituciones y prácticas.
camino para que el hombre pudiera equilibrarse entre sí mismo y de lo social sería el uso de la razón. La razón consistió en la capacidad del hombre para experimentar el mundo (empirismo) y reflexionar sobre las formas más útiles e inteligibles para sus intereses. Esta misma razón sería una dote visible en los hombres que tenían sed de conocimiento. En la sociedad, el uso de la razón también contribuiría a la construcción de las instituciones y las mejores prácticas.
Este rasgo universal a todos los hombres, además de construir una imagen positiva del individuo, concibe la idea de igualdad entre otros. El derecho que el hombre tiene de actuar por el uso de su propia razón, según el liberalismo, solamente podría garantizarse por la defensa de las libertades. Tenemos en ese punto el eje central del liberalismo, que vendrá a criticar todo y cualquier acto que promueva la desigualdad o la privación a la libertad.
En el aspecto político, el liberalismo demostrará que un régimen monárquico, dirigido por la voluntad individual de un rey, puede colaborar con eficacia para garantizar la libertad. En el momento de que la voluntad del rey se somete al interés de un grupo social, el Estado monárquico evitaría los principios de libertad e igualdad.
De esta manera, el gobierno debe representar la voluntad de una mayoría. Sólo a través de la democracia, implementada por el voto, el Estado podría actuar como representante de los intereses colectivos. Las leyes serían una especie de contrato, donde el colectivo social negociaría cómo podría firmar un tipo de gobierno dirigido hacia el mantenimiento de la libertad y de la igualdad entre los individuos.
Con respecto a las cuestiones económicas, el liberalismo defendió el derecho de propiedad y libre comercio. El trabajo como manifestación del esfuerzo humano en la búsqueda de supervivencia daría al individuo el derecho de posesión sobre cualquier bien obtenido por el fruto de sus acciones. De esa manera. La propiedad privada es vista en el pensamiento como un derecho natural del hombre que actúa.
Además, el Estado no puede interferir en la economía, como sería una privación de la libertad de acción y sobre todo un gran riesgo de que la prosperidad material de la nación. Según los liberales, la propia economía desarrollaría medios para equilibrarse. En la medida en que el Estado impidiese o limitase algún medio de producción de riqueza, la prosperidad estaría amenazada o destinada a sectores restringidos de la sociedad.
Como un sistema de pensamiento, algunos liberales tenían distintas concepciones entre sí mismos. Muchos de ellos tenían sus teorías refutadas por las sociedades de la época. En la obra del pensador Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), por ejemplo, la propiedad privada fue colocada como un mal responsable de la desigualdad entre los hombres. En respuesta, la burguesía del siglo XVIII refutaría esa tesis.
Cada pensador liberal, en su camino y desde ciertas perspectivas, ha lanzado una especie de teoría. Sin embargo, en medio de la diversidad de sus ideas, se establecieron un conjunto de valores que integran razón, individualidad, libertad y la igualdad como principios en la búsqueda de la felicidad humana.