El levantamiento de los bóxers (1899-1900), también llamado Movimiento Yijetuan, fue un movimiento popular anti-occidental contra los cristianos en China.
La sociedad secreta de los Puños honrados y armoniosos (Righteous and Harmonious Fists), que se oponía a la expansión extranjera, sostenía que con el entrenamiento adecuado, incluyendo el ritual de boxeo chino (Suai Jiao), sus miembros podrían ganar los occidentales, más avanzados tecnológicamente y dotados de armas de fuego.
A finales del siglo XIX se produjo una gran frustración popular en China que, en 1898, salió a la luz a través de la Rebelión de los Bóxers, compuesta por chinos practicantes de artes marciales. Bajo la creencia popular, los bóxers tenían inmunidad mágica a las balas de fuego. Los bóxers se enzarzaron en una campaña violenta contra los extranjeros, atacando a diplomáticos y cristianos y asaltando ferrocarriles, líneas telegráficas y escuelas occidentales.
El movimiento comenzó en la provincia de Shandong y tenía sus raíces en la pobreza y el desempleo rural, cuya responsabilidad fue atribuida a las importaciones procedentes de Occidente. Impulsados hacia el oeste, los misioneros, chinos y cristianos, además de aquellos que poseían bienes extranjeros, fueron atacados también. El movimiento fue apoyado por la emperatriz Cixi (Tseu-Hi) y algunos gobernadores provinciales.
En el auge de la insurrección, en agosto de 1900, se saldaron más de 230 extranjeros muertos y miles de chinos cristianos por un número desconocido de rebeldes y simpatizantes. Para sofocar la rebelión, se organizó una fuerza internacional colonialista (Alianza de las Ocho Naciones), compuesta de 20 mil soldados rusos, americanos, británicos, franceses, japoneses, alemanes, del imperio Austro-Húngaro e italianos, que fue enviada para ocupar la sede imperial, desencadenando la rendición el 14 de agosto de 1900 y acabando con la ocupación y saqueo la capital.
Las fuerzas extranjeras impusieron pesadas indemnizaciones en efectivo, además de mayores derechos sobre China. La monarquía se salvó aceptando liquidar las sociedades secretas y con el pago de una indemnización de guerra. Para consolidar la autoridad internacional, los colonialistas forzaron a que los chinos ejecutaran sentencias de muerte sobre los principales líderes que encabezaron la rebelión.
El levantamiento de los bóxers hizo que aumentase la interferencia extranjera en China.