La leucemia es una enfermedad maligna que afecta a los glóbulos blancos, llamados leucocitos. En general, es de origen desconocido. De acuerdo con los organismos especializados, la característica principal de la leucemia es la acumulación de células jóvenes defectuosas en la médula ósea para reemplazar a las células sanguíneas normales.
En la médula son formadas las células sanguíneas (trombocitos, leucocitos, hematíes). En este órgano se encuentran las células originarias de glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas, que son también llamados de elementos figurados de la sangre.
Síntomas de la leucemia
Los principales síntomas de la leucemia resultan de la acumulación de células defectuosas en la médula. Esa acumulación perjudica o impide la producción de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. La deficiencia en la producción de glóbulos rojos provoca anemia, fatiga y palpitaciones.
Cuando hay una reducción en la producción de células blancas de la sangre, el cuerpo se vuelve susceptible a infecciones. Debido a la caída de la producción de plaquetas, los síntomas son sangramiento de encías hemorragias nasales, además de manchas rojas o puntos rojos en la piel.
Otros síntomas asociados con la leucemia incluyen ganglios linfáticos inflamados, indoloros en la región del cuello y de las axilas, fiebres o sudores nocturnos, pérdida de peso sin motivo, hinchazón del bazo o del hígado y dolores en los huesos y articulaciones.
Ocurre el surgimiento de dolores de cabeza, náuseas, vómitos, visión doble y desorientación cuando la enfermedad afecta al sistema nervioso central.
Diagnóstico de la leucemia
El diagnóstico de la leucemia se lleva a cabo mediante el análisis de material en un laboratorio. La primera prueba a realizar es el hemograma, que consiste en el análisis de la sangre. Si hay un cambio en el recuento de sangre, el paciente es referido a una mielografía, que es el examen específico de la médula ósea.
Leucemia crónica y aguda
Hay dos grupos de leucemia: crónica y aguda. La clasificación en dos grupos depende de la evolución de la enfermedad, siendo que se considera crónica cuando las células enfermas todavía consiguen hacer el trabajo de los glóbulos blancos normales.
La leucemia aguda se produce cuando las células ya no desarrollan ningún trabajo y la cantidad crece rápidamente.
Tipos de leucemia
Conforme a la forma en que alcanza las células, la leucemia puede ser agrupada en base a los tipos de glóbulos blancos que afectan, siendo linfoides y mieloides.
Leucemia linfoide
Son llamadas de linfoide, linfocítica o linfoblástica las leucemias que afectan a las células linfoides. Ya las leucemias que afectan a las células mieloides son denominadas mieloides o mieloblásticas.
Para estas calificaciones se asignan los tipos más comunes de la leucemia. La leucemia linfocítica crónica es aquella que afecta a las células linfoides y tiene un desarrollo lento, que afecta principalmente a pacientes mayores de 55 años.
Leucemia mieloide
Los adultos son también los más afectados por la leucemia mieloide crónica, que altera las células mieloides.
El tipo más común en los niños es la leucemia linfoblástica aguda, de desarrollo rápido. También es rápido el empeoramiento de la leucemia mieloide aguda, que ocurre tanto en niños como adultos.
Tratamiento
El tratamiento de la leucemia consiste en la destrucción de las células defectuosas para que la médula ósea vuelva a la producción celular normal. Para ello, es aplicada la llamada poliquimoterapia. El paciente necesita pasar por el control de las complicaciones infecciosas y hemorrágicas y prevención o combate de enfermedades en el Sistema Nervioso Central (SNC).
Trasplante de médula ósea
Cuando las terapias no son eficaces, se recomienda al paciente realizar un trasplante de médula ósea. Este tipo de procedimiento se puede realizar sólo entre personas vivas. La familia del paciente es la primera opción para encontrar un donante compatible. Cuando no existe tal opción, se busca una médula compatible en los bancos de médula ósea del país.
