Desde la antigüedad, muchas concepciones de la Tierra poblaron las mentes humanas. Podemos dividir estas ideas en dos campos: sobre la forma de la Tierra propiamente dicha y sobre la posición de la Tierra en el Universo.
En relación con la posición de la Tierra en el Universo, dos corrientes predominaron hasta el final de la Edad Media: el modelo geocéntrico y el modelo heliocéntrico. La teoría geocéntrica considera a la Tierra como el centro del Universo. Por lo tanto, el Sol, la Luna y otros cuerpos celestes apenas giran a su alrededor. Esta teoría fue concebida por el astrónomo Ptolomeo en los primeros años de la era cristiana y adoptada por la Iglesia Católica, dominante en Europa como una forma de demostrar la preocupación de Dios con el hombre y con la humanidad. Poco a poco, desde el siglo XIII, muchos científicos y astrónomos desarrollaron estudios en otro sentido que, eventualmente, desacreditarían por completo dicha teoría.
La teoría heliocéntrica fue estructurada por Nicolás Copérnico, astrónomo de origen polaco. En 1543, el año de su muerte, se publicó su libro ‘Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes’, el libro de Copérnico que afirmaba que la Tierra ejecuta un movimiento alrededor de su propio eje y, además, realiza un movimiento en conjunto con otros planetas en torno al Sol, que constituye el centro del Sistema Solar.
Esta teoría heliocéntrica tuvo una fuerte oposición de la Iglesia en el momento, pues la misma negaba que la Tierra fuese el centro del Universo. Es decir, puso en duda la importancia atribuida de Dios a la humanidad y, por extensión, la importancia de la Iglesia estaba comprometida. Las ideas de Copérnico fueron defendidas a posteriori por el prestigioso astrónomo italiano Galileo Galilei, cuyos estudios negaron la tesis de que otros cuerpos celestes debían girar en torno a la Tierra.
Debido a la difusión de ideas y descubrimientos, Galileo fue duramente perseguido por el tribunal de la Santa Inquisición y se vio forzado a negar públicamente la teoría heliocéntrica aunque siguiera creyendo en ella.
