Las vacuolas son estructuras citoplasmáticas con diferentes tamaños y revestidos por membrana, formado a partir del retículo endoplasmático o del complejo de Golgi.
Hay tres clases de vacuolas con funciones específicas, dependiendo del tipo de cuerpo: vacuolas digestivas, vacuolas contráctiles o pulsátiles y vacuolas de almacenamiento.
Los digestivos, típicos de las células fagocíticas, están asociados a la actuación de enzimas lisosómicas, formando otras vacuolas derivadas a ese proceso: vacuolas primarias y secundarias, o también llamados de vacuolas digestivas y residuales.
Los contráctiles, o también con función pulsátil, son característicos de algunos protozoarios (paramecios, género Paramecium), que son responsables del equilibrio osmótico, eliminando el exceso de agua. Este tipo puede utilizarse también como auxilio locomotor o excretor de algunas especies.
Ya las vacuolas de almacenamiento, encontradas primordialmente en los vegetales, ocupan significativo volumen celular. Dependiendo de la especie, almacenan variadas sustancias: carbohidratos (amiloplastos – plastos de reserva nutritiva en las raíces), proteínas (proteoplastos – plastos de reserva proteica en semillas), algunos pigmentos de pétalos y hojas (antocianinas) y hasta toxinas (nicotina y tanino), sustancias de defensa contra los depredadores herbívoros.
De esta manera, las vacuolas son organelos citoplasmáticos con especialización evolutiva diversificada.