El sistema nervioso central consta del encéfalo y la médula espinal. Todas estas estructuras están rodeadas por tres membranas, que se conocen como meninges (duramadre, aracnoides y piamadre). Ellas poseen la función de proteger este sistema tan importante.
La duramadre, la meninge más externa, está compuesta por tejido conectivo denso. Consta de dos partes, una externa que está más en contacto con los huesos y una interior.
La aracnoides es una membrana serosa y están en posición media, entre la duramadre y la piamadre. Recibe este nombre debido a que su estructura se asemeja a una tela de araña. Entre la aracnoides y la piamadre hay un líquido, denominado líquido cefalorraquídeo o cerebroespinal.
El líquido cerebroespinal está formado principalmente por agua, proteínas, glucosa, leucocitos y algunas hormonas. La función de este fluido es suavizar las posibles repercusiones del sistema nervioso central con los huesos. La producción y circulación del líquido es continua y en ocasiones puede ocurrir la obstrucción de ese flujo y, en consecuencia, su acumulación causa la llamada hidrocefalia.
La piamadre es una membrana vascularizada ubicada más internamente. Está en contacto directo con el sistema nervioso central y la porción de la columna vertebral es más gruesa y menos vascularizada en comparación con la de la región del cerebro. Es importante destacar que esta membrana acompaña las ondulaciones del cerebro, profundizándose en esas regiones.
La meningitis es una infección que afecta a las meninges. Puede ser causado por patógenos tales como bacterias y virus y también debido a las lesiones, como las conmociones cerebrales. Esta enfermedad presenta un síntoma muy característico que es la dificultad de tocar la barbilla en el pecho debido a la rigidez en el cuello. Otros síntomas de esta patología son fuertes dolores de cabeza, fiebres, vómitos, náuseas y confusión mental.