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Las especies exóticas invasoras de Sudamérica

Rana toro

Especies exóticas son aquellas que se encuentran fuera de su área de distribución natural. Cuando ofrece amenazas a las especies nativas, así como la vida humana a los ecosistemas o hábitats, es llamada de especie exótica invasora.

La adaptación a las condiciones ambientales en que se inserta, la ausencia de depredadores y la degradación de los ambientes naturales son los principales factores que conducen a las especies exóticas a convertirse en invasoras, compitiendo con las especies nativas por recursos – como territorio, agua, alimento e, inclusive, en algunos casos, alimentándose de estas, provocando un gran impacto al ambiente. La invasión de animales y plantas exóticas es considerada la segunda mayor amenaza a las especies nativas, acarreando en descensos poblacionales en incluso extinciones de diversas especies.

La rana toro (Lithobates catesbeianus), importada desde Estados Unidos a América Latina con el intento de alimentar, literalmente, el mercado de carnes exóticas, hizo éxito debido a su gran tasa reproductiva, crecimiento rápido y tolerancia y resistencia a enfermedades. La fuga de esta especie de sus lugares de cría dio lugar a su integración al entorno natural de otras especies, llegando a expulsar a los anfibios nativos. El sapo de caña (Rhinella marina), introducido desde Brasil a Australia para el control de dos especies de escarabajos causó daños de la misma magnitud.

El cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), originario de los Estados Unidos, es invasor de más de 30 países, poseyendo una gran capacidad reproductiva. Es bastante tolerante a diversas condiciones ambientales y no posee depredador natural. Asimismo, transmite un hongo en el cual es resistente y ataca a los cangrejos locales de la región donde se inserta.

Una especie bien famosa en la época de precipitaciones, el caracol gigante africano (Achatina fulica), ha sido también difundida por varios países. Este animal fue introducido para fines de alimentación, diseminándose por los territorios donde fue introducido. Esa especie invade casas y se alimenta de varias especies vegetales, causando daños a la agricultura y pudiendo transmitir diferentes enfermedades que afectan incluso al ser humano.

La palma Copernica, especie vegetal endémica de Sudamérica, ha sido amenazada por una especie de planta de Madagascar, conocida como la Uña del diablo (Cryptostégia grandiflora). Esta se enrolla en la planta de la carnauba, ahogándola y causando su muerte, generando pérdidas económicas, incluyendo, el hecho de que la cera es una fuente de ingresos para muchos residentes de la región.

Las carpas (Cyprinus carpio) y las tilapias (género Oreochromis), originarias de África y Asia, se aprovechan de las especies nativas, alterando los niveles de pH y oxígeno del agua. La tilapia también puede causar erosión, ya que tiene como costumbre reproductiva cavar agujeros en los bordes de lagos.

El jabalí (Sus scrof), oriundo de Europa, compite por alimento y territorio con el jabalí, a menudo conduce a la expulsión del territorio. Además, el atacante se alimenta de los cultivos, causando daños a los productores.

El mejillón dorado (Limnoperna fortunei) es responsable de obstrucción de las tuberías de plantas hidroeléctricas. Fue traído desde Asia por el agua usada como como lastro de embarcaciones.

Estas son sólo unas pocas especies dentro de los cientos que invaden el planeta. La mejor manera de evitar los impactos provocados por especies invasoras es evitar la introducción de estos. Ya introducidos, el control de la población, con la participación de los habitantes de la región y el conocimiento de estos es una buena alternativa para evitar mayores daños a los biomas de la naturaleza.

Fotografía Rana toro © Carl D. Howe, Stow, MA USA

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