Los movimientos migratorios provocan una nueva serie de cambios a nivel demográfico, económico, social y cultural. Demográficamente, estos cambios son particularmente notorios:
- En la evolución de la población, en la medida en que el crecimiento real no depende sólo del crecimiento natural, sino también del saldo migratorio.
- En la estructura demográfica, por generar frecuentemente desequilibrios entre grupos etarios y sexos.
- En la redistribución de la población, dado que los flujos migratorios tanto pueden acentuar como atenuar los desequilibrios regionales.
Sin embargo, la mayoría del tiempo, las migraciones desempeñan un papel importante en la atenuación de los desequilibrios entre las regiones de fuerte presión demográfica.
En términos económicos cabe señalar:
- La modificación de la población activa, ya que hay una reducción en el número de trabajadores como consecuencia de la salida de la mayoría de los jóvenes y adultos y, consecuentemente, un aumento de las áreas de destino.
- La intensificación de los flujos financieros, especialmente cuando se trata de migraciones externas.
- Los emigrantes tienen por norma enviar sus ahorros para los países de origen e invertir una parte significativa de esas remesas en la adquisición de propiedades o para el ámbito familiar. El hecho se refleja positivamente en la economía del país de origen.
En términos sociales y culturales se destaca:
- La alteración en las relaciones personales.
- La dificultad de integración y el aumento de las tensiones sociales.
- La modificación de aspectos culturales.
Las migraciones pueden mitigar o agudizar contrastes y problemas relacionados con el comportamiento de la población de un país. Podemos enumerar varias consecuencias que las migraciones provocan tanto en los países de salida como en aquellos de llegada. Las consecuencias para los países de salida, pueden ser económicas y demográficas, mientras que para los países de llegada esas consecuencias, además de demográficas y económicas, también pueden ser sociales.
Consecuencias para los países de salida
Un país que contempla la salida de población sufre demográficamente con ello, una vez que pierde efectivos poblacionales, es decir, hay una disminución de la población absoluta y de la densidad poblacional. Además, puesto que quienes emigran son principalmente jóvenes, ello acentúa el envejecimiento de la población y genera un desequilibrio social de sexo, predominancia de determinadas poblaciones y personas mayores.
Consecuentemente, puede producirse una disminución de tasa de natalidad, un incremento de la tasa de mortalidad y todavía una disminución de la tasa del crecimiento natural.
Económicamente hablando, la pérdida de los jóvenes se refleja en una disminución de la población activa que puede resultar en un estancamiento de la economía activa, también ya que hay una falta de mano de obra para trabajar en ciertos sectores de actividad como, por ejemplo, en los campos o en el comercio. En contrapartida, hay una reducción del desempleo porque existen más puestos de trabajo disponible. Del lado económico, el país se ve fortalecido con la entrada de remesas o divisas enviadas por las personas emigrantes.
Consecuencias para los países de llegada
Por su parte, a nivel demográfico, un país que recibe inmigrantes sufre un absoluto aumento de la población y de la densidad de población, un rejuvenecimiento de la población con la entrada de los jóvenes y sus hijos y la tasa de natalidad aumenta cuando se desplazan los dos miembros de la pareja.
A nivel económico, hay un incremento de la población activa, pero que puede ser acompañada por la posibilidad de desempleo, dado que hay abundancia de mano de obra, muchas veces en exceso, lo que conduce a que sea cada vez más barata en determinados sectores de actividad.
Además, existe un incremento de los encargos de la seguridad social con la entrada de nueva población. Socialmente hablando, la entrada de nueva población puede provocar problemas de integración y de conflictos sociales, provocando en la población local sentimientos de xenofobia y racismo. Cuando la integración es pacífica puede ocurrir el enriquecimiento y heterogeneidad cultural, resultante de la división, convivencia y adopción de nuevos hábitos.
En ciertas ciudades, los inmigrantes dan origen a guetos por causa de la escasez de infraestructuras habitacionales. Por otro lado, puede crecer la mendicidad, aumento de robos y de situaciones de pobreza extrema cuando no existen oportunidades de desarrollo para los inmigrantes.
