A diferencia de las venas, que transportan la sangre desoxigenada de regreso al corazón, las arterias transportan sangre rica en oxígeno a todo el cuerpo. Esto se produce a través del sistema circulatorio.
Las arterias son los vasos sanguíneos que llevan la sangre a gran presión, una vez que este deberá llegar a todas las partes del cuerpo transportando el oxígeno y nutrientes a todas las células.
La presión arterial máxima se conoce como sistólica y se produce cuando el corazón se contrae. El mínimo se llama diastólica y se produce entre los intervalos de las contracciones del corazón. La presión arterial idónea se da entre
Esa variación de la presión que se produce en las arterias genera la pulsación característica arterial, que puede ser fácilmente percibida a través de la comprobación del pulso y también en el cuello. Su actividad es vital, pues es ella la que indica si hay o no actividad cardíaca.
En cuanto a su clasificación, las arterias pueden organizarse de la siguiente forma:
Arterias pulmonares – conducen la sangre sin oxígeno a los pulmones, donde será realizado el intercambio de CO2 por O2.
Arterias sistémicas – llevan la sangre hacia las arteriolas, y finalmente a los capilares, de modo que, a través de este, que es el más delgado de todos los vasos sanguíneos, se producen intercambios vitales para el funcionamiento del cuerpo.
Aorta – tiene el más alto calibre y recibe sangre a alta presión directamente en el ventrículo izquierdo del corazón. Es a través de ella que se ramifican el resto de las arterias.
Arteriolas – ayudan a controlar la presión arterial y son responsables de la entrega de sangre a los capilares, donde están todos los cambios necesarios en el equilibrio orgánico.