Un lago es una depresión natural en la superficie terrestre que contiene una cantidad variable continua de agua. Esta agua puede venir de la lluvia o de otros afluentes como ríos y glaciares. Los glaciares desembocan en esta depresión.
La cantidad de agua que contiene un lago depende del clima de la región. Las dimensiones de los lagos son muy variables, desde pocos metros hasta varios cientos de kilómetros, al igual que los grandes lagos de América del Norte o de los grandes lagos africanos. Su profundidad también varía de unos pocos centímetros hasta varios cientos de metros. El Lago Baikal en Siberia es el más profundo del mundo con 1.680 metros. El estudio ecológico de los lagos se llama limnología.
Los lagos se clasifican según su origen. Algunos tipos son:
- Lagos tectónicos: el agua está acumulada en la deformación de la corteza terrestre.
- Lagos volcánicos: aguas que ocupan antiguos cráteres de volcanes extinguidos.
- Lagos de residuos: que representan los antiguos mares (agua salada).
- Lagos de la depresión: el agua acumulada en las depresiones del relieve.
- Lagos de origen mixto: resultante de la combinación de varios factores capaces de mantener un poco de agua.
- Lagos artificiales: son aquellos que se han formado por medio de la intervención humana como, por ejemplo, el río San Francisco. Proceden de la construcción de una presa.
Es importante no confundir un lago con una llanura de inundación, que tiene un origen y una dinámica diferente. Alrededor de un lago, sin embargo, puede haber una llanura de inundación.
Normalmente, el agua de los lagos es de agua dulce, pero hay algunos lagos de importancia mundial de sal, como el Gran Lago Salado en América del Norte o el Mar Muerto en Oriente Medio (Israel y Palestina).