El número de colores visibles para un gato no es muy amplio. Estos animales apenas consiguen identificar algunos de los muchos colores existentes en la realidad. Los gatos distinguen el rojo del azul, por ejemplo. Aunque tienen problemas para distinguir diversos colores, durante la noche su visión es mejor que la de muchos otros animales, incluido el ser humano (aproximadamente seis veces mayor).
Los bastones (receptores presentes en la visión) son los sensores de luz y de oscuridad, y en los felinos los bastones de la oscuridad son altamente sensibles, por lo que se garantiza que los gatos tengan una visión significativa durante la noche.
Ya en los perros, existe la creencia generalizada de que su visión es en blanco y negro, aunque, de hecho, no es cierto. Al igual que los gatos, los perros tienen una visión limitada en algunos aspectos. Ellos son considerados como daltónicos, así como sucedería con ciertas personas con problemas de visión. La visión canina es capaz de percibir algunos colores pero de forma diferente. A modo de ejemplo: donde el ser humano percibe un color verde, el perro puede ver un color rojo. Esto sucede porque las células sensibles a los colores (presentes en la retina de los ojos) detectan algunos tonos y asimilan lo restante a colores repetidos.
Independientemente de su color, sabemos que los ojos de un perro son más precisos, siendo a menudo utilizados para la caza. Los ojos de los perros son muy sensibles a los objetos y seres vivos en movimiento dado que los bastones (receptores que detectan movimientos) son eficientes en su visión.