En el año 1939, la Alemania nazi de Adolf Hitler firmó un acuerdo de paz con la comunista Unión Soviética de Stalin. Esta medida fue conocida como el Pacto de no agresión germano-polaco. Según los estudiosos, el acuerdo estaba dirigido a compartir el territorio polaco secreto entre las dos naciones. Con la invasión de Polonia comenzó la Segunda Guerra Mundial en 1939.
Tras la firma del tratado, Hitler sintió que era hora de actuar, y poco después las tropas alemanas invadieron y dominaron a Polonia. Así, Inglaterra y Francia, que lideraban la Liga de las Naciones (acuerdos de paz), declararon la guerra a Alemania, dando inicio al conflicto armado.
En el año 1941, Alemania que tenía desde 1939 dominio de casi toda Europa, tuvo enormes pérdidas a favor de los aliados (Gran Bretaña, Francia). Hitler, interesado en las riquezas soviéticas y combustible que requerían sus ejércitos, rompió su acuerdo de no agresión. Algunos expertos que estudian la Segunda Guerra Mundial afirman que la interrupción y la invasión que Alemania llevó a cabo sobre la Unión Soviética fue motivada por dos causas principales: la primera sería una justificación belicosa y de razones de logística, donde el ejército alemán invadió Rusia principalmente en busca de minerales, petróleo y trigo; la segunda causa fue una política alemana anticomunista (anti-Komintern), dado que la Rusia de la época vivió bajo el régimen comunista. Hitler entendió que era hora de combatir y acabar con el comunismo.
En junio de 1941, las tropas alemanas comenzaron una violenta ofensiva contra la Unión Soviética, Hitler había sostenido la maniobra principal que había estado usando desde el comienzo de la guerra, el ataque rápido donde el enemigo siempre estaba sorprendido. Esta táctica nazi llegó a ser conocida como Blitzkrieg (guerra relámpago).
Los soviéticos, contra la ofensiva alemana (1942), utilizaron la estrategia militar de destruir todo lo que existía en el territorio (plantaciones, hogares) para no dejar provisiones a los adversarios. Los alemanes se mostraron superiores a los soviéticos en fuerza militar, tanto que tomaron la zona del Báltico y parte de Ucrania, cercaron Leningrado y conquistaron Stalingrado (región rica en petróleo).
Cuando los alemanes se estaban preparando para conquistar la capital rusa, Moscú, fueron sorprendidos por uno de los más intensos inviernos. El frío era tan duro que diversos soldados padecieron con la baja temperatura. Otro factor que evitó la toma de Moscú fue el llamamiento que Stalin hizo al pueblo soviético, que organizó un eficiente y fuerte ejército de contraataque.
En el año 1942, los soviéticos lograron detener el avance alemán y la caída de Moscú. Sin embargo, Hitler cambió su táctica y ordenó al ejército nazi invadir Stalingrado, que fue un rico centro industrial.
Hecho esto, los nazis caminaron hacia la ciudad, en el año 1943, desarrollando la Batalla de Stalingrado. Durante los hechos, el ejército alemán conoció su primera derrota, cerca de 130.000 soldados fueron hechos prisioneros. El ejército soviético hizo que Hitler regresara con su ejército y retomase Berlín (capital de Alemania). En este momento, los soviéticos iniciaron la marcha en dirección a la capital alemana para combatir a los nazis.