La reina Victoria fue la mayor figura monárquica en Gran Bretaña durante el siglo XIX. Su largo reinado de 63 años, 1837-1901, causó el apogeo del imperio británico en este siglo fue conocido como la época victoriana.
Nacido en Londres, en 1819, Victoria del Reino Unido heredó el trono en 1837, después de la muerte de su tío William IV, quien no dejó a heredero. De la línea de la casa de Hannover en Alemania, Victoria se casó en febrero de 1840, con su primo, Albert de Saxe-Coburg, concibiendo con él nueve hijos. La rígida conducta familiar seguida por la reina trató de influir en las vidas de los sujetos según los preceptos del puritanismo.
Internamente a Gran Bretaña tuvo que enfrentarse a un fuerte movimiento popular por la extensión de los derechos políticos a la población trabajadora del reino, centrado en el movimiento cartista (1838-1850). A pesar de no tener mucho poder con la monarquía constitucional existente, la reina Victoria intentó influir en el parlamento, principalmente con los primeros ministros Disraeli, Wellington, Palmerston y Gladstone, entrando en contradicción con ellos en varias ocasiones. Como también fue reina de Irlanda, tuvo que enfrentar la fuerte tendencia republicana y el movimiento separatista de los católicos irlandeses, provocado por la gran hambruna, debido a la crisis de la producción agrícola de la década de 1840.
En la expansión de las acciones imperialistas de Gran Bretaña, se convirtió en Emperatriz de las Indias en 1876, después de haber quitado la administración del país asiático para ser administrado directamente por la corona británica. Esto ocurrió después de una serie de revueltas contra Compañía de las Indias Occientales,
la East India trading company, principalmente con la Rebelión de los cipayos. Apoyó la acción del imperio británico en varias otras guerras, tanto en el continente europeo como en las posesiones coloniales. Puede resaltarse la guerra de Crimea contra Rusia, en 1854-1856 y la Guerra del opio contra China, de 1839 a 1842 y 1856 a 1860.
Con la pérdida de su esposo en 1861, sus biógrafos dicen que vivía aislada, lejos de la vida pública. Sin embargo, tal situación no ha impedido que apoyase la guerra de los Boers, en África del sur. Fue durante su largo reinado que el imperio británico alcanzó su cenit, convirtiéndose en la principal potencia económica y militar en el mundo, cuya base de apoyo fue la explotación de los trabajadores británicos en el intenso desarrollo industrial del periodo.
