A partir de ahora conoceremos lo que realmente sucede en los salones de belleza cuando el tema es el tratamiento capilar. Aprendamos sobre la química presente en los productos empleados por los profesionales y sepamos por qué el resultado es de agrado para los clientes.
Vamos a empezar con el primer procedimiento antes de tratar el pelo, el lavado de pelos. La química en este caso está presente en el champú, los llamados surfactantes como el lavado de cables. En este caso la química está presente en champú, llamados surfactantes tales como el dodecilsulfato sódico (SDS o NaDS) (C12H25NaO4S), por ejemplo, son responsables de limpiar. Pero un buen champú necesita presentar un pH (potencial de hidrógeno) que no dañe los pelos. Por ello, es importante conocer el pH ideal para cada tipo de cabello.
Para las más vanidosas, el segundo paso es teñir el pelo. Se sabe que los cabellos ya poseen una pigmentación natural: la melanina (color marrón oscuro) y la feomelanina (color rojizo). La cantidad relativa a esos pigmentos confiere el color: rubio, pelirrojo, grisáceo, etc. Y si no estás satisfecho con el color legítimo de tu cabello puedes optarlo por teñirlos. La composición de los tintes varía y algunos cuentan con peróxido de hidrógeno para blanquear (retirar el color del cabello), otras con acetato de plomo para fijar el color o incluso complejos de cromo y cobalto para garantizar que el tinte no salga con el lavado.
En este contexto todavía podemos abordar el proceso de retirada de pelos. Veamos los componentes responsables por la depilación:
Los productos depilatorios utilizan química para promover la retirada de cabellos, en ellos están presentes los compuestos de sulfuro de calcio, sulfuro de sodio o tioglicolato de sodio (descompone el pelo). La adición de la base hidróxido de calcio eleva el pH y garantiza la eficacia del depilatorio.