La placenta es un órgano presente en los mamíferos vivíparos (placentarios), cuya función es llevar a cabo el intercambio de sustancias (nutrientes, gases y secreciones), entre la circulación materna y la circulación del feto, actuando temporalmente como pulmón, intestino, riñón, hígado y glándulas suprarrenales.
Ese anexo embrionario tiene aspecto esponjoso formado por partes fetales y maternas, establecidas primariamente por el contacto de la membrana de la célula huevo o cigoto con la mucosa interina, y posteriormente por tejidos derivados del corión.
Las principales sustancias y agentes patogénicos que pasan a través de la placenta:
- Dióxido de carbono y oxígeno
- Hidratos de carbono
- Anticuerpos
- Sustancias nitrogenadas
- Algunos virus (rubéola, hepatitis B, VIH)
- Algunas bacterias (Treponema pallidum, causa la sífilis)
- Algunos protozoarios (Trypanosoma cruzi, la enfermedad de Chagas)
- Toxinas (nicotina, alcohol y drogas en general)
La placenta también realiza una importante actividad endocrina, colaborando directamente con metabolismo gestacional, produciendo las siguientes hormonas: progesterona, estrógenos, gonadotropina coriónica, somatomamotropina coriónica humana, prostaglandinas (mantenimiento del embarazo e inducción del parto).
Durante el desarrollo embrionario, no hay penetración de interconexión de los vasos sanguíneos de la madre hacia el feto y mucho menos del feto en la madre. El intercambio de sustancias es mediado por el cordón umbilical, que consta de dos arterias y una vena.
- Las arterias llevan sangre con baja concentración de oxígeno, del embrión a la placenta.
- La vena conduce sangre con alta concentración en oxígeno, de la placenta al embrión.