En el siglo XIX, la acción imperialista belga se estableció en la región del Congo, en la parte central del continente africano. En 1885, el dominio belga en esta región fue confirmado en la llamada Conferencia de Berlín, cuando el rey Leopoldo II transformó el extenso territorio en su propiedad personal. En el año 1908, el territorio congoleño fue controlado por el gobierno, recibiendo el nombre de Congo Belga. Hasta la década de 1940, el territorio colonizado por Bélgica experimentó un período de relativa prosperidad económica.
Al llegar a la década de 1950, observamos que la población congoleña fue a unirse al discurso nacionalista de líderes locales que exigieron el fin del gobierno belga en el territorio. En 1955, una visita oficial del rey Balduino (1930- 1993) reforzó el sentimiento por no cumplir con los autonomistas varias demandas sociales, políticas y económicas de la población nativa. En ese momento, una asociación llamada Abako entró en pruebas y pronto se convirtió en un partido político defensor de la independencia definitiva.
En 1957, el fracaso de las elecciones municipales alimentó aún más sentimiento autonomista. Al año siguiente, el Congreso Panafricano consolidó los líderes nacionalistas, entre quienes destacaba al congoleño Patrice Lumumba (1925-1961). En el año 1959, la radicalización de las manifestaciones terminó forzando al reino belga a reconocer la independencia de la República Democrática del Congo. Al año siguiente, fue inaugurado el Estado Libre del Congo, teniendo como presidente a Joseph Kasavubu (1910- 1969) y Lumumba como primer ministro.
La conquista de los congoleños pronto fue amenazada por el movimiento de independencia ocurrido en la provincia de Katanga, donde soldados y mercenarios belgas establecieron un conflicto violento al servicio de la empresa Union Minière. Sin contar con el apoyo de las Naciones Unidas, Lumumba fue depuesto y arrestado. Desde entonces, varias facciones disidentes se formaron con el propósito de asumir el gobierno del país.
A través de las tensiones generadas por la violenta guerra civil – exacerbada por el asesinato de Lumumba – la ONU interfirió en el país y transfirió, en 1964, el gobierno congoleño a Moise Kapenda Tshombe (1919-1969), un antiguo aliado de Katanga. La acción acabó no surtiendo el efecto esperando pues, en el año siguiente, un golpe político impuso una dictadura liderada por Mobutu Joseph Désiré (1930- 1997). Ese régimen dictatorial duró hasta 1997, cuando Mobutu fue quitado del poder por la guerrilla liderada por Laurent-Désiré Kabila.
Desde aquel momento, el país, que era llamado de República del Zaire, pasó a ser denominado como República Democrática del Congo. Hasta hoy, el Congo se enfrenta a serios desafíos no sólo relacionados con el fortalecimiento de sus instituciones políticas. Una crisis económica anterior, conflictos étnicos y facciones políticas rivales completaron la formación de este marco de difícil resolución.