Nuestra columna vertebral es una de las partes más importantes de nuestro cuerpo, así como sirve de apoyo, también protege la médula espinal. La columna vertebral, también llamada espina dorsal, consta de 33 vértebras, que se unen entre sí mediante discos gelatinosos llamados discos invertebrales. Estos discos tienen la función de absorber las presiones y evitar la fricción entre ellos.
Una hernia discal se produce cuando hay una rotura en el anillo fibroso que rodea el núcleo pulposo. Con esta ruptura del núcleo pulposo sale del canal espinal, causando una hernia que provoca hinchazón e inflamación que comprimen los nervios, pudiendo causar el dolor ciático, además del dolor en otros miembros del cuerpo, visto que el anillo defectuoso puede comprimir cualquier nervio. Por ejemplo, si el núcleo pulposo comprime el nervio que se conecta a la pierna, el dolor se irradiará para ese miembro. Generalmente la hernia de disco sucede en personas con edad entre 25 y 45 años de edad.
Algunos estudios muestran que los factores genéticos influyen en la degeneración de los discos invertebrales, pero además de este factor, podemos citar a otras causas para la aparición de la hernia de disco, tales como:
- Levantar y llevar cargas demasiado pesadas.
- Envejecimiento y desgaste de los discos de invertebrales que los dejan con el anillo fibroso más susceptible a roturas.
- Mala postura.
- Caídas.
- Sobrepeso.
- Mantener una postura estática por tiempos prolongados.
Los síntomas varían según el nervio lesionado, siendo que el paciente, en la mayoría de los casos, siente sensación de hormigueo, acompañados o no de dolores en la columna, disminución de la sensibilidad, rigidez y espasmos en la zona afectada. Con la compresión de los nervios, puede ocurrir la disfunción de órganos que estén inervados en el nervio comprimido, como intestinos y vejiga y, además, la hernia de disco puede ocasionar algunas complicaciones como parálisis, lumbalgia, rigidez en la espalda e inmovilidad parcial.
El diagnóstico de hernia de disco se hace con base en el historial del paciente, y también con pruebas como la tomografía computada, radiografía, resonancia magnética, para determinar el tamaño de la lesión y en qué región de la columna se encuentra.
El tratamiento de la hernia discal requiere mucho descanso para el paciente y el doctor también puede recetar antiinflamatorios, analgésicos y relajantes musculares para aliviar los síntomas de la hernia. Después de comenzar el tratamiento, el dolor tiende a disminuir entre 6 a 8 semanas, cuando comienza a reducir la inflamación causada por la hernia. Según el caso, el médico puede prescribir sesiones de fisioterapia. Entrenamiento con pesas, pilates y nataciones son actividades que fortalecen los músculos, previniendo la aparición de la hernia discal.