Después de la alianza militar que aseguró la victoria de los griegos contra los persas, Esparta y Atenas interrumpieron la política de cooperación militar. Esto sucedió cuando los líderes claves de las ciudades-Estado, entonces reunidos en la isla de Delos, decidieron formar una gran liga de cooperación financiera y militar bajo el liderazgo de los atenienses. El privilegio político de Atenas en ese acuerdo se dio, principalmente, porque sus ejércitos fueron responsables de la protección de varias ciudades durante las Guerras Médicas.
Para los espartanos, la posibilidad de estar subordinado a otra ciudad-Estado iba contra el orgullo y la noción de superioridad que marcaron la cultura de este pueblo. Sin embargo, esa no sería la única explicación para que los espartanos comenzasen a ver con malos ojos la jefatura ateniense en la Liga de Delos. Con el tiempo, los atenienses comenzaron a usar de los recursos de la liga para ampliar sus riquezas y construir varias obras públicas.
La intervención política de Atenas en otras ciudades comenzaría a crear una rivalidad entre los griegos. La Liga de Delos ya no era vista como una institución volviéndose una amenaza contra otras ciudades como Megara, Corinto, Tebas y, principalmente, Esparta. De esta manera, otro conjunto de ciudades griegas – liderado por los espartanos – decidió formar la llamada Liga del Peloponeso. En poco tiempo, el antagonismo entre estas dos ligas inició una gran guerra.
La primera confrontación que daría lugar a este conflicto ocurrió cuando las ciudades de Corinto y Corfú entraron conflicto, en el año 431 a.C. En esta lucha, las fuerzas atenienses apoyaron a Corfú, un miembro de la Liga de Delos, y los espartanos lucharon junto a los Corintios debido a su asociación en la Liga del Peloponeso. Esta primera fase armada, que duró unos diez años – terminó con la firma de la paz de Nicias, acuerdo que pacificaría la relación entre las ciudades-Estado durante cincuenta años.
Sin embargo, en el 413 a.C., el acuerdo fue finalmente quebrantado por los atenienses cuando buscaron controlar las ciudades que estaban bajo la influencia de Esparta. La embestida de los atenienses figuraba con la victoria de la Liga del Peloponeso, donde miles de soldados atenienses fueron transformados en esclavos. Después de eso, los espartanos organizaron fuerzas para liberar a las otras ciudades-Estado que estaban subordinadas al control político de Atenas.
En el año 404 a.C., bajo el liderazgo del general espartano Lisandro, las tropas de la Liga del Peloponeso lograron derrotar a los atenienses. Desde entonces, los muros de Atenas fueron destruidos y las naves enemigas fueron confiscadas por los espartanos. Con el fin de la Guerra del Peloponeso, Esparta adoptaría una posición aún más opresiva contra las ciudades griegas que estaban bajo su influencia.
En poco tiempo, las tensiones sociales promovidas por el gran número de esclavos que ocupaban Esparta y una posterior derrota contra los persas en Asia Menor impulsaron la reconstrucción de sus muros. Luego, nuevos conflictos contra la hegemonía espartana reavivaron las viejas rivalidades instauradas durante la Guerra del Peloponeso.
Debilitados, los espartanos fueron incapaces de hacer frente a sus enemigos. En estos nuevos enfrentamientos, la ciudad-estado de Tebas era considerada exitosa, especialmente después de conseguir batir a los espartanos en la batalla de Leuctras, en el 371 a.C. Después de tantas guerras, a pesar de un intento Tebas, ninguna otra ciudad-Estado tenía condiciones de controlar Grecia. Fue en ese momento que el Imperio Macedonio, en el 338 a.C., abatió las fuerzas militares en la batalla de Queronea.